“Se puede alcanzar el poder del Estado mediante mentiras, y después de ser descubierto continuar sosteniéndose por la fuerza –buen ejemplo de lo cual es el régimen chavista–; pero no se construye el prestigio de un medio de prensa libre falseando sistemáticamente la realidad, porque la sobrevivencia de los medios de comunicación no está en la prebenda, en la represalia ni en las armas; no tiene más sostén que la credibilidad y la aprobación ciudadana”. (Editorial de abc color del 8 de agosto, fecha de su 43° aniversario)
El diario abc color, uno de los más sólidos del país en todo sentido, a pesar de lo que sostiene editorialmente, parece no tener miramientos cuando por razones de su orientación tergiversa informaciones o incluso declaraciones de sus entrevistados a fin de cargar tinta a favor de su línea.
Los lectores percibimos un claro interés en ejercer una suerte de acoso mediático sobre la salud del Jefe de Estado y una de las primeras manifestaciones fue el enfoque que hizo durante el tratamiento de Lugo en Brasil y del que en nuestra anterior entrega, nos hicimos eco con la carta que el doctor Julio César Saucedo Marinho envió al periodista Pablo Guerrero.
Esa carta, deja de manifiesto que Guerrero -contra lo que su diario expone editorialmente- no tenía ningún interés en rectificar el error y ubicar las declaraciones del doctor en el contexto y el sentido que el dijo que le dió, al punto de que la presunta aclaración que el periodista escribió, terminó agravando la tergiversación.
Cuando la entrevista es un mero pretexto
Podemos comprender la desesperación y la impotencia del doctor Julio Cesar Saucedo Marinho al manipularse sus declaraciones y sentirse utilizado para un propósito subalterno.
Entendemos totalmente la decepción porque el pedido de esclarecimiento del sentido y el alcance de sus expresiones, devino en lo que el afectado expone como una injustificada nueva tergiversación desconcertante.
El médico paraguayo se declara profundamente herido en su dignidad de persona y peor aún en su credibilidad como científico porque sin la consideración profesional que un periodista se debe a si mismo, Guerrero utilizó a su antojo una declaración de un modo que jamás el entrevistado sospechó.
Pablo Guerrero, periodista de abc color, no comprendió la trascendencia de su rol ni la gravedad de su responsabilidad particularmente acerca de respetar la dignidad de su entrevistado.
Entonces, lo que publicó estaba divorciado de la declaración que capturó.
Me es difícil entender que a esta altura de la historia, abc pisotee un principio clave que eleva a la credibilidad a la condición de fundamento del negocio periodístico como lo reconoce en un pensamiento que lo expone y que debería ejercerlo.
Mentir, manipular, tergiversar, inventar socava la relación con sus lectores que está basada en la confianza crítica.
Cuando se diga “abc miente” qué defensa o qué excusa podría tener ante lo que expuso el doctor Julio César Saucedo en su carta.
Queda la pelota botando en cancha de abc color.
Posdata: Por las tareas profesionales que desempeño, soy un usuario del diario abc color al que suministro información pública. Este comentario es absolutamente inconveniente para la función que cumplo actualmente porque podría predisponer el ánimo de los editores a marginar la información que envío.
Pueden entender claramente lo delicado de criticar a un periodista de abc color y al medio mismo. Pero, me considero un comunicador de la escuela de abc color, de aquellos tiempos de Stroessner quien finalmente decidió acallar el medio porque no se trataba de detener a Zuccolillo o a uno o más periodistas. Había una convicción sistémica en el medio, abc era un sistema y como tal debía ser acallado.
Para que vean que hay más complejidades aún, he manifestado mi interés en escribir artículos específicos en abc color y ahí tengo algunos de los mejores amigos que logré atesorar.
Sin embargo, no puedo dejar de escribir éste artículo luego de leer la carta del médico paraguayo. Me duele en el alma ese dolor que manifiesta él sentir en el alma. Hago mía su decepción.
Pablo Guerrero no es de la escuela de abc. Tiene asignaturas pendientes y dependerá de él rectificar el rumbo de cómo ejerce el periodismo. Todos cometemos errores pero depende de nosotros capitalizarlos con una conducta más humilde y un sentido de responsabilidad más profundo.
Por de pronto, a los amigos de abc les digo que no es este el periodismo que alguna vez soñamos tener.
No es.
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