Antes decíamos que en Paraguay existían sólo dos estaciones: Verano y la estación del ferrocarril (el primer ferrocarril de Sudamérica). Luego se pudrieron los durmientes, la ferrovía ya no existe y los trenes se fueron al museo. Pero el cambio climático nos repuso una segunda estación, esta vez la del invierno y como no estamos preparados para el frio intenso, el look invernal tiene sus bemoles.
Pocos invierten en indumentaria pesada para enfrentar las temperaturas polares. Son mayoría los que desafían la helada de una manera pragmáticamente folclórica.
Engordamos artificialmente cuando sopla el viento sur por la siguiente causa:
- Primeramente nos ponemos la remera de nuestro club predilecto,
- Encima va la gloriosa albirroja de la selección,
- Luego viene la vieja tricota que conoció de mejores épocas pero que aún da batalla,
- Aparece ahora una camisa que con mucho mérito trata de disfrazar esa colorida cuan caótica superposición de ropas,
- Le llega el turno a una tricota como “Dios manda” y finalmente;
- Una campera que todo lo viene a cubrir;
- Opcionalmente muchos no se separan del poncho;
Si a la altura del cuello se nota el abigarrado conjunto encimado, están los que salvan ese cuadro anárquico y desconcertante con una lucida bufanda que remata en un creativo nudo, realzando así la figura de artificial obesidad, consecuencia del recorte presupuestario familiar o el positivismo de los incrédulos que dicen que el frio en Paraguay es sólo incomodidad de dos días porque muy pronto el sol, retorna con su luz y su calor.
Y qué le vamos a hacer.
Ah! y si se pregunta por qué algunos usan poncho rojo y otros de color azul, pues venimos a aclararle que eso tiene que ver con el partido político al que el emponchado pertenece.
Ahora contanos que es lo que los varones y las mujeres se enciman para abrigarse abajo. Hoy vino una mujer a la oficina con pantimedia, luego un pantalon de jogging y encima un pantalón teeté. Después tenía una media soquete sobre la pantimedia. Ella decía que no le importaban los comentarios y que eran por envidia nomás.
ResponderEliminarEn aras de la convivencia pacífica entre los paraguayos y paraguayas, preferimos conjeturar meramente sobre ese asunto muy sensible y abrigamos la esperanza de que cada vez todos nos abriguemos mejor, tanto arriba como abajo.
ResponderEliminarHuir a tiempo no es cobardìa pio estimado ciudadano charlonco.
ResponderEliminarPoto
Y de qué me voy a acobardar?
ResponderEliminarNo, dejemos a la gente combatir el frío a su manera y encontrar el anhelado calor con lo que tiene a mano.
O se les ocurre organizar un desfile de modas invernales a lo Paraguay.