La deshonestidad se comunica sola, la honestidad necesita que la ayuden. Es bueno abordar dos casos de gente que está del lado de la ciudadanía con tropiezos de transparencia en nuestro pais para contribuir a extraer lecciones y evitar la tozudez de aferrarse a actitudes que debilitan en vez de fortalecer y que embrollan en vez de desembrollar.
Y lo hacemos desde la perspectiva comunicacional:
Transparencia Paraguay y la sanción del BID por prácticas fraudulentas
El BID basó la sanción por “Prácticas fraudulentas” en los Arts. 6 (c), 6 (d), 6(d) (i), 6 (d) (iii), Normas Aplicables a las Cooperaciones Técnicas ATN/SF-8659-PR y ATN/SF-9438-PR.
Es decir, definió claramente de entrada la razón de la sanción y el fundamento.
Más que ello, indicó inmediatamente en su web que se aplicó el Procedimiento de sanciones a cargo de la Oficina de Integridad Institucional (“OII”), el Comité Supervisor de Investigaciones de Fraude y Corrupción (“CSIFC”) y el Comité de Sanciones. Además informó de qué modo se dio lugar a que los sancionados presentaran sus descargos, los plazos y todos los procedimientos considerados.
Entretanto, los directivos sancionados de Transparencia Paraguay además de reaccionar tardíamente, cuando lo hicieron, pidieron explicaciones (que ya estaban en la web del BID).
Se ensayó entonces un cuestionamiento a la credibilidad del BID y se demoraron días en hacer una reunión de prensa mientras la web de la ong seguía ignorando la sanción.
Se atribuyó el tema a la mano larga de la corrupción que había logrado incidir en la sanción del BID cuando a nuestro juicio en circunstancias así, los directivos de una entidad sancionada deben pedir permiso y convocar a una auditoría hasta el total esclarecimiento de los hechos.
Hoy están presuntamente todos los documentos esclarecedores en la web de Transparencia Paraguay pero, intente usted acceder a ellos y se encontrará con enormes dificultades o incluso, imposibilidades de acceso.
Faltó entonces claridad, rapidez y amplitud de transparencia de parte de la defensa.
El aparente tráfico de influencias de las diputadas Masi y Ferreira de López
Las diputadas Desiree Masi y Olga Ferreira de López proyectaron desde un principio la imagen de serias, responsables y dignas representantes de la ciudadanía, hasta que luego de impulsar el voto de censura al titular paraguayo de Itaipú Mateo Balmelli, apareció el facsimil de pedidos de trabajo del hermano de Descree y del hijo de Olga. Ambos, rechazados por la Itaipú.
Por si solo se perfiló entonces el pedido de censura a Mateo como reacción a un fracasado tráfico de influencias por parte de las diputadas. Tal vez no sea así, pero clara y objetivamente aparenta así, nos guste o no.
En un caso judicial, una cuestión así implica la renuncia del juez a fallar sobre el caso pero aquí tanto Descree como Olga, patalearon, trataron de matón a Mateo y hubo amenaza de enjuiciarlo, cuando el hecho objetivo favorecía claramente a Mateo, nos guste o no.
Desiree y Olga, caras a nuestros sentimientos ciudadanos hicieron el ridículo, nos guste o no. Hay un hermano y un hijo que pidieron trabajo en “la Itaipú de Mateo” y fueron rechazados.
Guste o no, no pueden ellas ser juezas imparciales de Mateo. Eso está claro y lo que digan para aferrarse a su derecho a pedir la destitución de Mateo es simplemente para sacudirse sobre arena movediza cuando la recomendación de quienes están en arena movediza es quedarse quietos.
Es lamentable que el hijo de Olga diga que Mateo es “mujercita” como un intento de argumentación en defensa política de la madre.
Está claro, objetivamente, que Olga y Desirée tienen un impedimento para ser consideradas justas cuando opinen sobre Mateo.
Nos guste o no.
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