Es revelador ver que los campeones de la renovación de la política paraguaya muestran también la hilacha del prebendarismo y de qué modo es difícil hacer política en un país en donde los parlamentarios mezclan intereses nacionales con los intereses familiares y uno no sabe si los votos de censura que emiten corresponden a errores de gestión de los censurados o a disputas zoqueteras familiares.
Desirée Masi, impecable por su lucha social y política –hoy diputada- tiene un entorno que ha intentado utilizar su poder político en provecho familiar. Los Masi pidieron trabajo en Itaipú para un hermano de la parlamentaria.
Evidentemente que eso no empaña su trayectoria, hasta el momento en que Desirée promueve la censura del titular de Itaipú Mateo Balmelli porque presuntamente no satisface su gestión al frente de la hidroeléctrica y a quien acusa de desequilibrado por divulgar el dato del hermano rechazado.
La mera sospecha de venganza por un desaire laboral a su hermano ya nos ubica ante un caso penoso, lamentable, triste.
Otra campeona de los nuevos tiempos políticos y hasta ahora sólida parlamentaria, Olga Ferreira de López, tiene un hijo -Martín López Ferreira- que fue rechazado también en Itaipú.
La madre, parlamentaria, no quiere a Mateo Balmelli en Itaipú quien probablemente reciba un voto de censura lo que implica que debe apartarse del cargo por ética.
“Por ética” ¿qué es ético? ¿Señores, qué es lo ético?
Pero seamos realistas. No se trata de que el nuevo gobierno reimplante como por arte de magia una nueva ética en el poder.
El saneamiento moral forma parte de un proceso y aquí hay que destacar el rol fundamental que debe cumplir la prensa para ventilar hechos como este.
Tengamos en cuenta que a diferencia de los colorados que estuvieron más de 60 años en el poder y perdieron la vergüenza, gente como Desirée Masi y Olga Ferreira de López todavía temen la divulgación de sus chanchullos.
La única defensa que tenemos como ciudadanos es hacerles sentir nuestro poder con la divulgación y las consecuencias que ello tiene cuando salen a la calle a intentar mirar la cara de la gente.
Dios quiera que ellas no pierdan la vergüenza para que nosotros no les perdamos el respeto.
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