El periodismo, corrompido por los gobiernos anteriores, tiende a convertirse en la principal amenaza comunicacional del gobierno de Fernando Lugo. Acostumbrado a recibir decenas de millones de dólares en los últimos años principalmente de las binacionales Itaipú y Yacyretá, en pago a su silencio y mejor aún a sus alabanzas, hoy enfrenta una situación de penurias financieras y como quien patea el árbol para que caigan las naranja, ha comenzado a actuar con el gobierno.
En un amplisimo sector de la prensa paraguaya, hoy día “no pasa naranja”. Realmente no pasa nada en términos de recaudación y la calle está dura. Atrás quedaron aquellos tiempos de alegre facturación en que las usinas hidroeléctricas iluminaban las tesorerías de la prensa con dinero dulce comprador de conciencias.
“Platapotismo periodístico”
Platapotismo es un neologismo paraguayo. No se si demorará en ser aceptado por la Real Academia de la Lengua Española así como otros que partieron de estas tierras y se incorporaron incluso al inglés como “jaguar” (read it as “yáguar”).
Platapotismo es una palabra compuesta por la acepción española que se da al dinero “plata” y el término “potá” que en guaraní significa codiciar, desear más de lo que se necesita.
Dícese “platapotá” del ser humano que manifiesta un sentimiento desmesurado e inmoral hacia el dinero y por extensión, hacia los bienes materiales.
El platapotismo sería una corriente de pensamiento y conducta dominada por ese sentimiento ligado a un antivalor. El equivalente colectivo al orgullo que siente una persona por pertenecer a esa cofradía.
Nicanor Duarte Frutos el presidente que dejó el poder es un platapotá y Fernando Lugo asumió rechazando esa conducta, al punto que renunció a su salario presidencial con lo que desencadenó la ira del sector platapotista de la sociedad.
Cuando hablamos de prensa platapotista, nos estamos refiriendo al sector más perverso del segmento periodistico.
Desconozco la política comunicacional del gobierno. No se cómo se elaboró el mapa de riesgos pero más que de los partidos de oposición y sectores empresariales descontentos con los planes tributarios, veo una amenaza comunicacional proveniente del sector de la prensa, insatisfecho con las migajas publicitarias del Estado.
Triste, penoso, lamentable sería que “el precio de la paz” con los medios, sea el manejo de fondos de un modo que justamente vino a desencadenar una estructura de corrupción que aniquiló el objetivo más sublime y socialmente necesario de la prensa. El de ser un ojo avizor de la sociedad para convertirse luego en un aliado corrupto del poder.
La prensa puede ser un honesto contrapoder por convicción y apego a principios éticos e incluso doctrinas sociales, políticas y económicas. El drama aparece cuando se convierte en un contrapoder por necesidades financieras.
¿Cómo piensa enfrentar el gobierno al platapotismo periodístico?, es una inquietud que irá develándose con el correr de las semanas.
Haremos un monitoreo y se lo comentaremos.
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