Dependerá de la capacidad de Fernando Lugo para lograr un nuevo contrato social entre los paraguayos. Los de arriba, los del medio y los de abajo. No hay otra salida posible y esta es la oportunidad que tenemos entre manos. Probablemente la mejor oportunidad de ninguna otra que hemos logrado antes.
El gobierno se apresta a aplicar nuevos impuestos al sector agropecuario.
Ya se percibe un creciente estado de incomodidad, crispación y hasta se habla de “arrepentimiento” por haberse elegido a Fernando Lugo como Presidente.
Las quejas y amenazas vienen del sector que va a tener que tributar más.
Es un sector poderoso y con muchas herramientas de presión en sus manos. “Se votó por el cambio y no por más impuestos”. Es uno de los argumentos. Es que sin más impuestos es difícil que haya cambio en el sentido de una mejor atención del Estado a los problemas sociales.
El economista más respetado del planeta, Joseph Stiglitz dijo que el sector productivo debe tributar más y tras evaluar la situación de la economía del país, formuló esa recomendación al gobierno.
En una conferencia en la que habló con los líderes el empresariado, fue claro al respecto. Hay que señalar sin embargo que la derecha paraguaya que ahora protesta ante los proyectos impositivos que se vienen, no ha tenido la visión o coraje para forzar un cambio de estructuras que rompieran con el lamentable cuadro de un puñado de ricos como una isla en un mar de pobreza.
El pensamiento que se instauró entre empresarios que defienden la sostenibilidad del desarrollo en el sentido de que no pueden existir empresas exitosas en sociedades fracasadas, cobra dimensión en nuestro país.
Hubiéremos querido ver a empresarios que defienden sus intereses pero con una actitud más positiva y no tan mezquina, no tan “socialmente” avara. Entenderíamos mejor una actitud orientada a la moderación en el manejo de los números fiscales por parte del Gobierno y no un rechazo de plano.
El país necesita de su segmento adinerado y estamos de acuerdo con que no estamos en condiciones de aplicar tributos en forma inmisericorde al punto de desalentar las inversiones y los negocios pero, tirar por la borda esta oportunidad de diseñar un nuevo contrato social para buscar el desarrollo en un marco de entendimiento sería imperdonable.
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