miércoles, julio 29, 2009

Reivindicaciones paraguayas en Itaipú: ¿El “Plan B” es judicializar internacionalmente el caso?, sepámoslo



En estos días, distintos sectores de opinión ya estaban discutiendo cómo deberá invertirse el dinero adicional que recibiremos del Brasil, cuando aún no hay un centavo. Eso es muy paraguayo, hablamos de un dinero que aún no existe pero no está mal soñar. Nadie puede cortarnos las alas de la ilusión. Si el congreso brasileño rechaza los acuerdos Lu-Lu (Lugo y Lula) cuál es el siguiente paso.

La Nuestra es una sociedad con muy bajo índice de tolerancia a las dificultades. De un estado de euforia colectiva en pocas horas podemos pasar al más profundo estado de decepción.
Algo de esto hemos notado en estos días luego de la firma de convenios Lu-Lu. De una situación de satisfacción porque el Jefe de Estado brasileño le puso la firma a documentos que reivindican derechos paraguayos en Itaipú lo que es absolutamente un hecho auspicioso, parece desinflarse ese estado anímico porque la oposición brasileña cuestiona los acuerdos.
Se instalan entonces rápidamente la incertidumbre y el derrotismo donde no se justifican ni tienen razón de ser.

Judicialización
Aún suponiendo que el Parlamento de Brasil rechace los documentos, eso no implica el fracaso final de las reivindicaciones paraguayas porque existen otras instancias internacionales y a propósito, hay abogados paraguayos que consideran que todas estas negociaciones diplomáticas deben abandonarse porque apenas nos permitirían en el mejor de los casos, avances graduales y extremadamente lentos.
Entienden que una judicialización del caso, por la solidez de los argumentos favorables al reclamo paraguayo, permitiría a nuestro país acceder a un triunfo global de una buena vez, vale decir una enorme probabilidad de que el dictamen sea favorable no a 3, 6 o 9 puntos sino que a la totalidad de los reclamos, de un solo tirón.

Qué opciones se manejan
Pero para que la tranquilidad y serenidad colectiva se mantengan, es preciso que el gobierno explique o al menos deje traslucir las opciones de reivindicación que maneja y no dejar que el estado anímico de la ciudadanía se estropee en medio de una estrechez informativa que bloquea la posibilidad de visualizar la amplitud de posibilidades.

Tenemos derecho a ilusionarnos y sobre todo tenemos derecho a que el gobierno nos informe sobre qué opciones maneja y más que ello, debería ya contratar a avezados abogados extranjeros para que asesoren al país a dar los pasos correctos y a entender de un modo más profundo la viabilidad de todas las instancias disponibles a las que habrá que recurrir en caso necesario.
Esa sería una manera sabia de invertir dinero público, previendo la defensa de nuestros razonables derechos.

Seguir enarbolando las banderas
Ni el gobierno ni los ciudadanos debemos simplemente deshojar el calendario día a día hasta el momento en que el congreso brasileño estudie los documentos.
Eso sería arriar nuestras banderas de reivindicaciones. Por el contrario, tenemos que mantenerlas enarboladas y dejar de enviar la imagen de que estamos subordinados al capricho de los políticos del vecino país, esperando con lágrimas en los ojos que tengan piedad.
No es la actitud correcta sino que lo que corresponde es mantener una actitud digna de confianza diligente y si no funciona el “Plan A” tengamos listos o incluso, avancemos ya sobre el “Plan B” y el "Plan C".
Con calma pero con inteligencia.

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