La enorme diferencia de conductas de protestas de productores de países desarrollados y los de países en desarrollo -ante un mismo problema- es muy notoria.
Cuando los productores lácteos europeos están descontentos con el precio, derraman la leche, crean una escasez artificial y logran alzar la cotización.
En Paraguay, ante una situación similar, la experiencia muestra que los productores de las arreglan como pueden y exteriorizan sus angustias.
Tratan de aguantar, se endeudan y luego piden refinanciamiento o condonación de deudas.
Cuando ya no pueden, venden sus tierras y ponen un kiosco en alguna vereda de Asunción o emigran a España, Brasil o Argentina.
Esto, en el mejor de los casos porque en el peor de ellos, vienen a poblar el cinturón pobre de Asunción y dedicarse al pillaje.
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