Los escolares no tendrán lápices ni cuadernos pero se presiona para que el país compre armamentos. Hay déficit de presupuesto y ¿vamos a endeudarnos para adquirir máquinas de guerra?
Los empresarios vinculados al negocio de las armas ya están operando y aliándose a políticos que presionan sobre el gobierno. Las drogas, la prostitución y las armas movilizan miles de millones de dólares en todo el mundo.
Yo puedo entender que quienes van a negociar jugosas comisiones por la compra de armas, estimulen un sentimiento belicista y exageren los presuntos riesgos de agresiones externas pero es preciso recurrir a toda nuestra serenidad para actuar con la cabeza fría.
Hemos visto al ministro de Educación lamentarse por la falta de recursos para cumplir sus metas el año próximo y ha pedido cooperación de los parlamentarios para buscar donantes externos a fin de atenuar el impacto de la falta de dinero que Hacienda no le puede proveer.
En suma, vamos a salir a pedir donaciones, a reclamar limosnas para la educación y nos vamos a endeudar para comprar armas.
Yo me pregunto cómo reaccionaría cualquiera de nosotros si sabe que las moneditas que damos a los niños en las calles no van para un gasto vital sino para la adquisición de bebidas alcohólicas y armas para sus padres.
Con que cara vamos a salir al mundo a pedir ayuda para la educación si luego negociamos multimillonarios empréstitos para nuevos cañones, misiles y aviones.
Vemos muy bien que el Presidente de la República y su entorno cercano estén emitiendo signos de prudencia ante las burlas a la supuesta ingenuidad presidencial de no querer gastar el dinero que no existe en armamentismo.
Que se mantenga la calma y que la serenidad y el buen sentido sigan incólumes.
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