Hace unos días leímos que los periodistas de Ultima Hora participaron de un seminario-taller sobre manejo de la información en caso de secuestros. Probablemente el editor estaba ocupado y no asistió a la jornada de capacitación. Sólo así se puede entender esta criminal delación que expone a represalias al que aporta los datos para que los secuestradores sean identificados imputados, perseguidos y se dispare contra ellos, llegado el caso.
Informaciones de este tipo son las que traban, dificultan la cooperación ciudadana en la dilucidación de crímenes.
En todo el mundo existen leyes que protegen a los testigos y aquí, vean ustedes cómo se maneja irresponsablemente una información delicada.
Quien es el vecino que tras ver un acto delictivo va a querer cooperar con las investigaciones si va a ser expuesto como el tristemente célebre carpintero de Fidel Zavala quien dicho sea de paso, cumple 34 días de secuestro.
Pero supongamos que para despistar dijeron “el carpintero” porque realmente era un obrero de otro departamento de la estancia. Peor aún.
Es grave el error del editor de Ultima Hora quien incluso sin haber hecho el seminario-taller debió tener dos dedos de frente para percibir que hay informaciones que no deben aparecer en un medio.
Presuntamente para salvaguardar la vida del carpintero, deslizó la frase "cuyo nombre omitimos por la seguridad de este testigo clave" (vaya!!).
Por lo menos hay que avisarle al trabajador que cuando en la calle le pregunten: ¿vos sos el carpintero de Zavala?, responda “No. Soy ayudante de albañilería”
Cuando la prensa se extralimita y ejerce su tarea de un modo irresponsable, perdemos todos porque esa actitud desatinada e insensata favorece al crimen y no a la justicia.
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