De un lado los parlamentarios recortan 230.000 millones de guaraníes del presupuesto de la Secretaría de Acción Social para el plan “hambre cero” paraguayo y del otro, se autoasignan aumentos de 104 mil millones de guaraníes para “bonificaciones y gratificaciones” que van a manejar ellos. Austeros y frugales al considerar el gasto social pero dispendiosos y manirrotos para si mismos.
Otro lado inmoral de la política paraguaya. No hay racionalidad en la estructuración del Presupuesto Nacional para el 2010.
Incluso es un presupuesto desfinanciado porque se lo aumenta de un modo irresponsable sin asegurarse las fuentes de recaudación que irán a sustentarlo.
Da la impresión de que el objetivo además de aprovechar el poder político en beneficio propio apunta a entregarle al Poder Ejecutivo un descomunal gasto inviable y luego pedirle rendición de cuentas por su inoperancia e ineficacia.
Mientras el presupuesto público para el 2010 se estudia en la Cámara de Diputados, acumula un déficit de 400 millones de dólares (el tipo de cambio es de 4.900 guaraníes por dólar).
No hay compromiso con la realidad y se está legislando inflación, se está legislando derroche, irresponsabilidad.
Es cierto, el proyecto debe aún pasar por la Cámara de Senadores pero se “politizan” las finanzas públicas y ya sabemos lo que acontece cuando el presupuesto no se elabora con criterio financiero sino con criterio político y sobre todo en un período preelectoral (en el 2010 se harán las elecciones municipales).
Está claro que la oposición que tiene mayoría parlamentaria intenta orientar el gasto público para que beneficie las campañas de los candidatos opositores y se recorta el gasto social del gobierno para anular perspectivas electorales de los candidatos afines a Fernando Lugo.
Los indigentes que no tendrán acceso a bonificación alimentaria por recorte presupuestario sufrirán pero en la óptica de la oposición y en el contexto sociopolítico actual, “el hambre es un mal menor”.
Como la oposición conservadora tiene prensa a favor, se utilizan los espacios para favorecer los recortes del gasto social y argumentar por ejemplo contra el plan paraguayo de “hambre cero”.
Los dirigentes que deberían pensar en el país, piensan más que nada en sus proyectos, sus objetivos y sus intereses.
Ya se acordarán de nosotros cuando lleguen las elecciones.
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