Parlamentarios con cinta blanca contra secuestros, en sus coches, cinta negra de muerte en el corazón.
La estrategia política para encumbrar a unos y debilitar a otros está -en Paraguay- por encima de la vida. La política es el arte (asesino en este caso que vamos a comentar) de manipular sin contemplaciones para dañar al adversario. No importa que en ese propósito haya gente que muera. La muerte es un hecho político irrelevante, un daño colateral. Está visto que el programa hambre cero paraguayo, no le conviene a la oposición. Veamos por qué:
La Comisión Bicameral de Presupuesto recortó 30% el presupuesto de la Secretaría de Acción Social (SAS) entidad que entre sus programas fundamentales está aplicando las Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC) a la población en extrema pobreza.
Para comprender cómo actúan los políticos en Paraguay, conviene entender de qué hablamos. TMC es dinero que se da a los pobres extremos a condición de que envíen a sus hijos a la escuela, sus esposas embarazadas se hagan atender en los centros de salud, haya mejor alimentación en la casa.
Los escolares reciben kits educativos (libros, cuadernos, lápices, etc.) para que puedan desarrollar su vida académica de un modo normal.
El sistema busca establecer controles cruzados para que el dinero que se entrega no termine en la compra de aguardiente.
El objetivo final es que los niños lleguen a adultos en condiciones educativas y sanitarias de labrarse su futuro y evitar que la mala alimentación y nula atención médica en su infancia los condene a una vida de dramas y más miseria.
Es el modo que los organismos internacionales encuentran viable la ruptura de la transmisión intergeneracional de la pobreza. En Brasil, el programa Hambre Cero es un éxito y avanza viento en popa.
A la SAS, los parlamentarios le recortaron 172 mil millones de los 516 mil millones de guaraníes que había presupuestado para ayudar en el 2010 a unas 130 mil familias miserables. Con el recorte, quedaran fuera del programa unas 70 mil familias en extrema pobreza.
La hipocresía fatal
La pregunta es por qué la perversidad de la decisión parlamentaria en contra del segmento más débil económica, cultural, social, políticamente hablando de la población. Por qué tanta dureza contra los miserables que son revictimizados una y otra vez incluso por la prensa. que apoya a los Jaeggli.
La respuesta es sencilla. Vamos a entrar en un período electoral en que deben ser electos intendentes y concejales en los diferentes distritos del país y el apoyo alimentario a los pobres, puede beneficiar a los candidatos de la izquierda en desmedro de las expectativas de éxito de los candidatos de la derecha. La derecha es mayoría en el Parlamento.
Entonces, el hambre pasa a un hecho políticamente irrelevante a pesar de que todos los candidatos van a prometer eliminarlo. Humor negro del más alto nivel.
Es decir vamos a vivir un período de fatal hipocresía donde lo trascendente es torpedear la plataforma de la izquierda y si en ese propósito los hambrientos deben morir, bueno, queda como un mero daño colateral, un efecto secundario que no altera la eficiencia del plan, una filtración del sistema debido a una imperfección inherente al ser humano. De algo tiene que morir la gente.
Y entonces los secuestros
Y finalmente ante este cuadro diabólico nos percatamos de que nos convertimos en una sociedad hipócrita, traidora y desleal en la que enarbolamos banderas blancas contra los secuestros pero en el corazón izamos banderas negras de muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario