martes, agosto 08, 2006

Increíble: Indigenas cazadores-recolectores se vuelven proveedores del mercado global

Maderas, semillas, fibras de vegetales chaqueños con tintes naturales obtenidos según milenarios secretos, se transforman en aros y collares de diferentes modelos. Bijouterie de exportación que un grupo de aborigenes nivaklés organizadas en el grupo Batkumhat Lavokei (mujeres industriosas, en lengua nivaklé) comienzana exportar a Europa y Canadá en base a una interesante cadena de Comercio Justo.


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Reclamaban un espacio en el mercado global y en base a la cooperación de organizaciones civiles principalmente españolas están produciendo y exportando. Una positiva transformación está en marcha en base a la coincidencia de una serie de factores que tienen que ver con una consolidación de conductas socialmente correctas entre consumidores del Primer Mundo; la acelerada desaparición de condiciones para la sustentabilidad de la vida a partir de la caza y la pesca y el surgimiento de cadenas de comercio solidario.

"Hilar los dos hilos"
Un cacique chaqueño había expuesto la filosofía de que su pueblo debía aprender a "hilar los dos hilos". Recurría a esa figura para explicar un mensaje correctamente orientado en el sentido de conservar su saber (hilar fibras de karaguatá, cardilla) pero también incorporar la fibra de algodón del mundo blanco. Vale decir, conservar su cultura pero aprender a desenvolverse en el mundo blanco para no desparecer como pueblo.
La perspectiva era realista porque los bosques siguen cayendo y cada vez menos los pueblos indigenas pueden sostenerse de la caza y de la pesca. Era pues fundamental incorporar variantes de la sociedad industrial a su cultura recolectora y pescadora.
Las mujeres aborigenes que históricamente han sido artesanas para cubrir fines utilitarios de instrumentos y enseres domésticos, pasaron al frente recurriendo a esas habilidades a fin de desarrollar una producción con objetivos comerciales.
Si los hombres tallaban instrumentos de caza con detalles artísticos, ahora tallan también figuras que toman de la naturaleza como animales, cazadores con su presa o pescadores y cada vez van incorporando nuevos elementos. Todo para ser proveedores del mercado global en base al Comercio Justo y recibir una inédita paga por ello.

La importancia del centímetro
Esas figuras talladas en madera, están teniendo éxito en el mercado aleman, con una particularidad que no deja de ser curiosamente aleccionadora. Los consumidores alemanes, quieren que por ejemplo los tallados de tucanes (aves) tengan 20 centimetros de altura.
Los nivaklés muy pronto comprendieron que el cliente siempre tiene la razón y aunque dedicarán algun tiempo de sus vidas a reflexionar por qué un tucán tallado debe tener esa dimensión, se han munido de reglas centimetradas por primera vez en sus vidas para obtener los tucanes como los alemanes mandan.
Descubrieron por un capricho del mercado, el sistema métrico decimal y los tucanes que por esas cosas del arte tienen 22 centimetros, son descartados para el consumidor germano y se destinan a otros compradores.
Lo concreto es que un nuevo panorama se está abriendo en base al Comercio Justo y los aborigenes que eran marginados del proceso de globalización están encontrando su espacio y se esfuerzan en consolidarlo y ampliarlo.

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