miércoles, febrero 18, 2009

Un abordaje sobre la muerte a partir de hechos raros pero que se vuelven ya cotidianos

Una mujer britanica “vende” su muerte a la TV inglesa y otra –italiana- pide ser inseminada con el semen de su marido cerebralmente muerto. Quiero compartir con ustedes lo que estas dos lecturas de hoy desencadenaron en mis pensamientos y recuerdos.

Cuando empecé como pasante en abc color se discutía un concepto expuesto por un secretario de redacción que acababa de fallecer. El malogrado hombre, sostenía que “la muerte es el último acto social del hombre” y que entonces la información mortuoria debía ir en las páginas sociales.
Zuccolillo, el director, mal filósofo pero buen comerciante, desoyó el razonamiento y creó para los muertos su propio espacio donde pudo concretar el sueño de todo buen empresario que con creatividad obtiene dinero de los vivos. En la página “Exequias” logra sacar dinero de los muertos al concretarse su “último acto social”.
No se cuanto cuesta ahora cada aviso fúnebre pero les puedo asegurar que esos ingresos cubren una buena parte de los costos de mantenimiento del local de los diarios, particularmente abc color.

Fulgurante clientela
En suma, los muertos son una clientela estelar para el medio porque no solo le dejan dinero al pasar a la otra vida sino que siguen aportando a las finanzas mediáticas en cada aniversario de su fallecimiento cuando hay convocatorias a novenarios, triduos de misas o porque viudas romantizadas por algún recuerdo dan riendas sueltas a su costado poético y publican sus dedicatorias al finado. El diario factura.
Por ahí el hombre a lo largo de su existencia terrenal tuvo una prolongada búsqueda de la felicidad y acumuló tres o cuatro matrimonios y alguna que otra relación emocional importante. Así es mejor para el avisaje mediático.
En este caso la generación de ingresos “post mortem” crece enormemente porque una viuda no querrá ser menos que la otra y se esmerará en publicar una poesía más larga aún que las de las otras. Deben saber ustedes que el centímetro por columna está cada día mas caro.

Todas estas cosas me las se muy bien porque cuando era pasante en abc color, hacia el final de cada tarde como tarea adicional de práctica me encargaban redactar informaciones a partir de los boletines de prensa que no tenían cabida en otras secciones y que venían de la asociación de mujeres piadosas, la comisión de cooperadora escolar, el centro de zapadores unidos y otras ongs muy meritorias.
Si los avisos fúnebres no llenaban la página pues entonces iban esas informaciones. Había días en que me decían “hay pocos fiambres y faltan más textos” (fiambre, en la jerga diariera, es el nombre cariñoso que se le da a los avisos fúnebres y a la página "Exequias" directamente se le llama "muertos" por una cuestión práctica).
Siempre producía más información de la que se publicaba en esa página porque los avisos abundaban pero trabajaba con ahínco para esa sección y créanme si les digo que nunca pensé en que murieran más personas para que me liberaran del trabajo. Jamás.

Cuando me nombraron como periodista efectivo ya por costumbre nomás me seguían encomendando la tarea de gerenciar informativamente la página mortuoria. Un día caí en la cuenta de que se estaban aprovechando de mi bondad. Cubrir aquella página era una responsabilidad compartida y reclamé mi derecho. Le dije a os demás colegas de la redacción: No se hagan los vivos, trabajen para “muertos”, una frase que quedó y que de tanto en tanto aún se escucha.

Muerte en la TV
No puedo dejar de recordar este aspecto del legado económico de los muertos cuando leo que Jade Goody, vendió en vida a la televisión la filmación de su próxima muerte –su último acto social- por unos 790 mil euros (más de 5 mil millones de guaraníes).
En estos tiempos del reality show, el público inglés en vez de ver un partido de futbol, un programa de reportajes o un desfile de modas, verá la muerte de Jade quien pensó en sus hijos al firmar el acuerdo porque dijo que dejará el dinero para la crianza de sus dos chicos.

Pero además para que vean los tiempos que vivimos, me conmuevo con la información de que una mujer italiana cuyo marido se encuentra en coma irreversible tras sufrir un tumor cerebral logró que la justicia le autorice a ser inseminada con el semen de su marido virtualmente muerto porque de ese modo cumplirá el sueño de ambos de tener un hijo.
El padre del hombre autorizó que le hagan el trabajito al hijo para extraerle el semen a fin de cumplir el deseo de la esposa-viuda.
Estos temas dan para mucho más pero les dejo pensando en cómo los que se van al más allá siempre dejan su impronta en el más acá. Sería bueno que todos pensemos en qué vamos a dejar cuando tengamos que ir.
Sería bueno y que tengan un muy buen día.

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