viernes, febrero 06, 2009

Toque de alerta: ¿Estamos en vísperas de la segunda tragedia del Ykua Bolaños?


Alrededor de 400 personas murieron ahí el 1 de agosto del 2004 cuando se produjo uno de los más trágicos incendios registrados en el Paraguay. Pocos pudieron escapar del infierno escabulléndose con la ayuda de improvisados socorristas desde afuera. La próxima tormenta puede derrumbar la torre del local siniestrado o bien otras partes de su estructura y generar una nueva catástrofe.

Si una porción de la estructura del viejo Estadio de los Defensores del Chaco cedió hace dos días y mató a dos policías. Si una parte del techo del Colegio de Cristo Rey se desprendió por la presión de una tormenta y mató a un joven universitario, la torre citada podría derrumbarse con el próximo temporal.
Sin ningún tipo de mantenimiento estructural y ante las advertencias severas de especialistas que recomendaron la demolición del edificio, mantener lo que queda del local en las condiciones actuales, se convierte en un caso de criminal omisión.

Criadero de alimañas
Pero la segunda tragedia del Ykua Bolaños no depende de la siguiente tormenta sobre Asunción. Está en marcha porque el que fuera estacionamiento del supermercado, hoy es una fuente de agua estancada mezclada con restos orgánicos que ahí se acumulan y lo convierten en foco infeccioso rodeado de una densa población y decenas de negocios que movilizan a mucha gente en el entorno.
Mientras el dengue se esparce sin control por distintas zonas del país, un criadero de mosquitos y de otras alimañas, florece aquí en un estado de abandono y hemos comprobado que hay partes de la estructura que tiemblan ante el paso de los vehículos por la avenida Artigas.
Por qué no se demuele el edificio siniestrado. A mediados de agosto del 2008 el Tribunal de Sentencia integrado por los jueces Germán Torres, Blas Cabriza y Bibiana Benitez dispuso la demolición y la decisión fue tomada en base a un informe técnico realizado por la Municipalidad de Asunción y el objetivo es evitar futuros accidentes.
El juez Torres expresó en agosto pasado al conocerse la decisión de demolición que a partir de entonces la presencia de las personas y el riesgo, corre a entera responsabilidad de los que concurren al lugar y están ahí permanentemente.
Se estableció entonces un plazo de 15 días para empezar con los trabajos de demolición por parte de la Municipalidad de Asunción.
Ya pasaron cuatro meses y medio y estamos en plena temporada de tormentas. Hay gente que cuando llueve se guarece bajo las endebles estructuras.

¿Se está propiciando otro desastre? Ojalá esta no sea una profesía.

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