sábado, octubre 16, 2010

La cápsula Fénix, los 33 mineros y el sentimiento global de especie


Le ha hecho bien a la humanidad el haber compartido por varias horas, sentimientos coincidentes en espacios distantes pero de un modo simultáneo. Más de mil millones de personas tuvieron sensaciones compartidas y sin proponérselo estaban creando una atmósfera de hermandad. Todos afectados por dramas ajenos pero finalmente preocupándonos por el otro al que no conocíamos ni sabíamos de su existencia.

De improviso como que era gente cercana. Entendimos entonces cuan profundo es para el ser humano preocuparse de alguien desconocido. Lo que en lo cotidiano era difuso y desconocido, sorpresivamente pasó a ser parte de una rutina inesperada.
Saber si llegó ya la cápsula al fondo y si arribó normalmente con un nuevo pasajero era una información de primera importancia, a miles de kilómetros de donde estaba sucediendo.
Y si uno no podía seguir por razones laborales el curso de la historia, por lo menos tener la oportunidad de preguntar en la primera ocasión posible cómo iba el proceso.
"Ya salieron 3", "ya son 15", "la cápsula aguanta sólo faltan dos". Yo he visto en la cápsula una suerte de Arca de Noé.
Claro que hubo marketing en torno a esto y para ello la televisión oficial chilena cumplió un plan y Chile espera aumentar sus exportaciones vinícolas, cambiar la imagen que aún estaba “empinochetada” pero ahora hacemos abstracción de todo ello.
Por impulso de la tecnología y las circunstancias fuimos llevados a ver un acontecimiento épico que descubrimos, nos arrancó sentimientos de proximidad, projimidad que construyen humanidad.
Porque está claro que la humanidad está creciendo en su aspecto numérico pero tenemos serias dudas de que lo esté haciendo en el "sentido" de humanidad.
Y vino el salvataje chileno a hacernos ver que más allá de las diferencias, las distancias y los intereses a veces antagónicos y hostiles incluso, pertenecemos a la misma especie.
Efectivamente hubo un sentimiento de especie que nos hizo comportar de un modo solidario pero a nivel global.
Por un instante, nos sentimos aproximados por las ansias de que todo terminara bien y como acabó exitosamente, es incomparable el haber percibido esa sensación de alivio global que nos produjo un gozo diferente.
Todo porque hubo amor en escala global que se manifestó al unísono. Si cabe la expresión, un incomparablemente multitudinario coro de sentimientos.

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