jueves, octubre 21, 2010

Insólito: Sensatos en Brasil pero al volver y pisar bendito suelo patrio, somos insensatos

Frontera entre Brasil y Paraguay. A la izquierda todo limpio, a la derecha, basura en el pasto

Los paraguayos que lanzamos basura a la calle en Pedro Juan Caballero, cruzamos a Ponta Porá (Brasil) y somos cuidadosos visitantes que respetamos las normas y depositamos los desperdicios en los basureros pero, volvemos y de vuelta a las andadas ¿Cómo se explica este comportamiento hipócrita en uno y otro lado de una simple avenida que separa territorio paraguayo del brasileño?

Esta desconcertante experiencia fue narrada por una funcionaria pública cuando la Ministra de la Función Pública, Lilian Soto, en su exposición en el “Foro de la Función Pública para atención a la ciudadanía sin discriminaciones” habló de la difusa concepción que existe en nuestra sociedad de “lo público” que normalmente la gente cree que no es “de nadie”.
Los viandantes consumen un chipá y el envoltorio de polietileno, directamente a la calle porque total, la calle “no es de nadie”.
Y así con el caramelo, la cáscara de banana, naranja, sandías, etc.
Entonces, en el marote de la ciudadanía –salvo excepciones- está profundamente instalada la idea de que se puede tirar todo a la calle y luego vienen las quejas: “Que inútil el Intendente que mantiene sucia la ciudad”.
Me comentaba una vez el concejal de una ciudad del interior que con mucho esfuerzo lograron colocar hamacas y otros juegos infantiles en la plaza. Las hamacas duraron poco porque como la plaza “no es de nadie” hubo gente que llevó las hamacas a sus casas.
No llevaron el tobogán porque estaba fuertemente prendido a un cimiento de hormigón.
Muchas empresas que realizan trabajos de empedrado de calles deben ser cuidadosas porque depositan el material pétreo para la obra y los vecinos suelen agenciarse de materiales para cimientos de algunas “obritas” en sus casas a partir del basalto “de nadie” que estaba en la calle.
Pero supera todo el cinismo, descaro, desvergüenza e hipocresía imaginables que los paraguayos seamos mejores ciudadanos en Ponta Porá que en Pedro Juan Caballero.
Es el colmo. Nos pinta de un modo raro y necesariamente deberíamos hacer una autocrítica. Es cierto, la explicación estaría por el lado de “a donde fueres, haz lo que vieres”. Vamos a Ponta Porá y vemos el comportamiento aleccionador de los pontaporenses y les copiamos.
Y luego a donde fueres haz lo que vieres, vemos que el resto de los compatriotas lanza basura a la calle y al pisar el querido suelo patrio reactivamos nuestra estupidez. Quince metros separan nuestra bondad de nuestra más odiosa necedad.
Hay buenos ejemplos de comunidades que superaron la estupidez.
Acabemos con esto ¿si?

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