domingo, octubre 29, 2006

Juramento de políticos ante Dios y la Patria:Teatralización de una inmensa hipocresía

Los políticos sienten un enorme placer al jurar. No les importa lo que juran ni les interesa siquiera pero el momento del juramento es algo con el que sueñan. Viven con la mente puesta en el juramento. Hacen confeccionar trajes nuevos para ese momento. Van al peluquero más caro, se tiñen el pelo y ensayan una y cien veces el parlamento que van a repetir, el tono de voz que van a utilizar.

Practican el énfasis de las expresiones y algunos incluso deciden que al extender la mano derecha simulando colocarla sobre la Biblia o la Constitución Nacional, van a colocar la izquierda sobre el corazón para darle mayor solemnidad. Luego recurrirán a los fueros para eludir los compromisos del juramento pero para ellos, eso ya es harina de otro costal.

El momento del juramento es para los políticos, un momento especial. Los reflectores de la televisión iluminan de un modo incomparable los actos de juramento y en las cercanías se escuchan los impecables sones de una orquesta sinfónica a veces y otras, de la mejor banda de instrumentos de viento, ya sea de la Policía o de las Fuerzas Armadas. La música aporta esplendor a la ceremonia.
Los flashes de los fotografos, parecen simular rayos y relámpagos de una noche tormentosa y uno piensa a veces que se trata de una simulación realistica porque presagia días y noches tormentosas.

La mentira solemne
El otro personaje que da realce a la solemnidad es el que toma el juramento. En el peor de los casos, luce un traje negro y está engominado. Habla de un modo que nadie en su sano juicio lo hace en Latinoamerica. En España es común pero hablar así por estas comarcas es un ejercicio de imperdonable soberbia.
Parado frente a un atril y con un voluminoso libro, pregunta mientras mira fijamente a los inminentes juradores: "¿Jurais respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes y cumplir con lealtad y patriotismo, las funciones que el pueblo os ha encomendado?".
Los que van a jurar, mientras escuchan la pregunta que estaban esperando incluso con insomnio en los últimos días, tienen taquicardias y con la aceleración del pulso, se les agita la respiración. Sus glándulas sudoríparas son estimuladas por la adrenalina y hay un fenómeno físico-químico que los vuelve exultantes.
Toda esa carga de emotividad y gran ansiedad, de improviso se descarga en la frase "Si, juro!". Las manos de los asistentes se preparan para el aplauso pero esperan hasta que termine la frase del tomador del juramento:
"¿Si así no lo hiciereis, Dios y la Patria os los demandarán". A nadie le importa lo que eso significa pero un estruendoso aplauso rubrica el momento.

Las tensiones se liberan y sobreviene un estado de extasis. Aparecen las sonrisas de inocultable satisfacción. Se cruzan miradas de congratulaciones, se intercambian expresiones de buenos deseos, guiños de picardía cómplice cruzan la sala.
Se sirve un vinito de honor, los asistentes degluten los bocaditos a una velocidad asormbrosa; los mozos que cruzan la sala con gallardía y llevan bocaditos y copas, son literalmente asaltados y en ese maremagnum, se escucha el inconfundible sonido de cristales haciendose añicos. Es parte de la algarabía que ahora reina en la sala mientras el murmullo ha ganado el espacio.
Los movileros entrevistan a los asistentes y los cameramen de la televisión miran con un ojo al entrevistado y con el otro al mozo que pasa por la cercana vecindad. A veces el televidente ve que se enfoca el techo del recinto y corresponde al preciso momento en que quien filma, casi al tanteo, atrapa los bocaditos que los engullen sin saber de qué se trata.
Los que acaban de jurar, cumplieron con su "función patriótica" pero saben que juraron más que nada porque así mandan las reglas y porque es elegante y espectacular la ceremonia. Saben también que Dios no vendrá a comparecer ante los tribunales para demandarles y la Patria...."¿la Estancia la Patria??.......
Cuando hace unos días el presidente de la Cámara de Diputados Víctor Bogado fue imputado por enriquecimiento ilícito, el primer jurador de la nación, el Presidente de la República Nicanor Duarte Frutos, olvidó su juramento y presionó al Fiscal Giuzzio diciendo que estaba actuando irresponsablemente.
Probablemente el Fiscal no sea confirmado en su cargo por su osadía de pretender cumplir con su juramento de respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes.
El juramento ceremonial es una exposición de la más perversa hipocresía. Un lamentable embuste. La teatralización de un engaño al que frecuentemente somos invitados los ciudadanos.

Mentisteis
Nicanor: ¿No habíais jurado cumplir y hacer cumplir las leyes?¿Victor Bogado, no habíais acaso jurado respetar y hacer respetar las leyes cuando asumisteis como diputado? Lo olvidasteis. Faltasteis, mentisteis........ Ja ja jais pero que risa que os dais....
Todo el sistema está estructurado para burlar y convertir en un mero formalismo el solemne juramento. La ley de fueros es usada como coraza para anular el compromiso de honestidad, lealtad y patriotismo y para que todo el sistema democratico, sea un mero remedo y para que los mafiosos ganen espacios en el poder.

Triste pero verídico.

Lea más>>

1 comentario:

  1. Lo malo es cuando se jura por Dios, por los afrocubanos, por los indígenas y hasta por la madre que lo parió:

    http://www.elrevolucionario.org/rev.php?articulo130

    ResponderEliminar