El Plan Marshall catapultó aceleradamente la recuperación de la Europa “educada” pero sin embargo, los generosos créditos no han logrado combatir la pobreza en América Latina. Sin ideas claras, sin conocimiento y sin capacidad emprendedora, el dinero es un recurso que inmediatamente pasa a otras manos y genera lo que sabemos: concentración de riqueza.
La iniciativa, que se ha extendido a numerosos países, incluido el nuestro, permite a los desheredados comprar herramientas, un pollo o un teléfono móvil.
El sistema de Yunus ha sido aplicado aquí con éxito. Es fundamental que para acceder al crédito la gente deba formar grupos de cinco personas interesadas en recibir un préstamo. El requisito es que si uno de ellos no paga, el grupo entero pierde la posibilidad de nuevos créditos.
Esto genera en el grupo un gran sentido de responsabilidad y solidaridad. El resultado ha sido un magro 2% de deudas impagas y un banco económicamente viable.
Necesidad de una complementación
Sin embargo el programa ha tenido que ser complementados para dar apoyo educativo, social, de mercadotecnia porque de lo contrario no sería sustentable y a esta altura, existen experiencias enriquecedoras en torno al combate a la pobreza y algunas de esas iniciativas fueron presentadas en este blog. Por ejemplo en los artículos que hablan de Fundeca, la experiencia de Ernesto Goerzen, la gestión de la Fundación Paraguaya, el proyecto “Japay” (“despertemos”) de Anton Neufeld, la comercializadora solidaria y otros capitulos que hablan del combate a la pobreza.
Nos sumamos a la cascada de felicitaciones por la asignación del Premio Nobel a Yunus también conocido como "banquero de los pobres" pese a que él prefiere "prestamista de esperanza".
"Esto va a inyectar una buena dosis de energía a todo el movimiento, puedo garantizárselo", declaró Yunus quien invertirá el dinero del premio en obras sociales.
Lea más>>
No hay comentarios:
Publicar un comentario