martes, diciembre 15, 2009

El otro lado de la agresión a Berlusconi



Silvio Berlusconi la venía pasando muy mal en Italia. Su vida desordenada había desordenado igualmente su vínculo con la ciudadanía y de algún modo, supo utilizar el descomunal golpe de una estatuilla lanzada por un desequilibrado, para proyectar una imagen de dignidad en medio de una extrema adversidad, lo que le valió unos puntos a favor en un momento en el que el campeonato se le va de las manos.

Cualquier otro presidente se hubiera cubierto el rostro pero, político y dueño de medios, interpretó en ese instante que la exhibición de la herida y la mantención de una mirada altiva cuando era llevado en su coche, deliberadamente pegado a la ventanilla para exhibir casi con orgullo el efecto del tremendo impacto, estaba exponiendo indudablemente una virtud, un perfil positivo.
Hasta entonces había sido insistente en que no le doblegarían las críticas y que no era de aquellos que se amilanan ante las adversidades, actitud que le valió el apelativo de fanfarrón. Sin embargo demostró que era coherente.
Yo particularmente creo que asumió una conducta adecuada y no se si ella está escrita en los manuales pero Berlusconi demostró tener los aditamentos masculinos bien puestos, los que como si fuera un rockero y no un jefe de Estado, los ha querido demostrar antes, en dislocadas noches de desenfreno.

AGREGADO
La popularidad de Berlusconi subió 7 puntos
Efectivamente como pensábamos que iría a ocurrir, la popularidad del problemático líder italiano aumentó sensiblemente.

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