No seamos hipócritas: Si hacemos negocios con China, Venezuela debe ser del Mercosur

Hace unos días directivos de la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) y de la Cámara Paraguaya de la Carne solicitaron al gobierno el establecimiento de relaciones oficiales entre Paraguay y la China Comunista. Parece razonable el pedido pero curiosamente grupos empresariales y políticos que integran el mismo sector rechazan el ingreso de Venezuela al Mercosur por que es “socialista bolivariano” y no tiene credenciales democráticas, lo que configura una conducta dual.

Se menciona que Venezuela es un país “regido por un dictador que viola los más elementales derechos humanos de sus habitantes”.
Tomemos al pie de la letra la expresión y responsamos a la pregunta de si ¿China Continental respeta los derechos humanos de sus habitantes en forma irrestricta? Veremos que no. Absolutamente no.
Somos grandes importadores de prendas de vestir chinas y ahora los empresarios de la soja y la carne quieren exportar a ese mercado lo que nos parece una idea excelente para ampliar los negocios y las perspectivas de bienestar.
Venezuela nos provee de petróleo y puede ser un excelente mercado para los alimentos que produce nuestro país pero, hay sectores conservadores que rechazan su ingreso al Mercosur por que no califica políticamente.
Si usted va a la “Tutti Liquidación” de Ferretería Americana, propiedad de Aldo Zuccolillo de abc color, va a encontrar indumentaria de orígen chino a precios muy bajos, lo que no nos parece nada mal, a pesar de que un amigo compró un pantalón chino que se le descosió en la parte trasera desde la cintura hasta la entrepiernas en la primera puesta.
El negocio es rentable y el diario abc color no le encuentra impedimentos ideológicos al operativo pero si, el socialismo chavista es un impedimento para que ingrese al Mercosur, según el medio.
Este doble discurso sólo es atribuible a una doble moral. Sorprendentemente se presiona para que la política exterior paraguaya sea estructurada en función de este doble discurso.
Y esto tiene un sólo nombre: Hipocresía.