"Igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, y ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse". (Rousseau)
Si a la Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (FEPRINCO) le gusta el reglamento de aplicación del Impuesto a la Renta Personal (IRP), sólo entonces dará el visto bueno para que les cobren el impuesto a los hombres de negocios. Expone que debe garantizarse la confidencialidad de información sobre patrimonio de los empresarios para evitar robos y asaltos y secuestros. Ni los ladrones ni los secuestradores actúan en base a datos suministrados por el Ministerio de Hacienda.
Aflora la poca creatividad para inventar nuevos pretextos a fin de oponerse al pago del IRP cuya vigencia están queriendo postergar por cuarto año consecutivo a pesar de ser el impuesto más justo que se aplica en todo el planeta.
Postergar la vigencia del IRP, sería poner en vigencia la hipocresía, el egoísmo, la soberbia la falta de solidaridad -vicios condenados en la homilía de Caacupé- de los hombres y mujeres económicamente más exitosos de la sociedad.
¿Ladrones pidiendo informes en ventanilla?
La FEPRINCO teme que los ladrones vayan al Ministerio de Hacienda a conseguir información valiosa para tramar sus acciones delictivas. Nada más risible que tal argumentación.
Los ladrones roban lo que está a su alcance cuando perciben que carece de la protección suficiente.
Por ejemplo cuando últimamente robaron un cajero automático, no preguntaron en una dependencia de Hacienda a quien pertenecía sino que observaron que estaba desprotegido y lo cargaron en un camión.
Lo llevaron a un lugar aislado y ahí lo reventaron para robar el dinero y luego se deshicieron de la chatarra porque no les servía.
Cuando asaltaron la azucarera La Felsina de Guarambaré y se alzaron con un botín de 600 millones de guaraníes, estamos seguros de que los asaltantes no fueron previamente a averiguar datos en el Ministerio de Hacienda. Tenían otras fuentes de información.
Los ladrones odian la burocracia
Lo que menos quieren los malvivientes - por eso se llaman así- es ir a presentar pedidos de informes en ventanilla en papel sellado a fin de tramar sus golpes de modo que esta es una burda argumentación de FEPRINCO. Un chiste de mal gusto.
Con relación a los secuestros, ellos se vienen realizando mucho antes de estar en vigencia el IRP de modo que a los secuestradores les importa un bledo su vigencia o no.
Definitivamente no cuentan con el Ministerio de Hacienda para aplicar sus fechorías. No necesitan de la declaración jurada de los comerciantes, industriales, financistas, ganaderos o agricultores sobre sus bienes.
Es tiempo de seriedad
La cúpula empresarial paraguaya debería preocuparse de contribuir a que la economía paraguaya sea transparente y que el sistema tributario alcance un índice de justicia del que debamos enorgullecernos todos y dejar de utilizar argumentos baladíes para evadir compromisos con la nación.
En ningún país del mundo el contribuyente da el visto bueno o el visto malo para pagar o no impuestos.
Sólo en un país generoso como el nuestro estas aberraciones pueden existir y plantearse incluso alegremente en los medios como un derecho inalienable del contribuyente, el de bendecir o no un tributo.
Una vergüenza.
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