No estoy para hablar de lo mío aquí pero las circunstancias así lo piden. Formalicé un acuerdo con un ente multilateral -luego de un concurso entre 20 postulantes que debimos enfrentar pruebas situacionales- para una tarea de consultoría que la voy a desarrollar en la Secretaría de la Función Pública. Desde el momento que tengo una ligazón con un organismo de cooperación internacional y una dependencia del gobierno, mi libertad de blogger ha sufrido una transformación.
No me siento libre de decir todo lo que pienso como lo he hecho hasta ahora sin que me exponga a las dudas de si lo dije como consultor contratado por un organismo internacional que coopera en varios frentes y con varios proyectos o como un asesor de la SFP pero, me cuesta renunciar a ser yo mismo.
Yo quiero mi pedazo
Alguna porción de mi Yo está reservada a mí mismo y quiero hacer uso de ese pedazo no comprometido de mi ser, por un derecho indiscutible a guardarlo y poder liberar ese deseo irrefrenable de exponer la identidad de mi pensamiento intrínseco y vernáculo.
He hablado del asunto con algunas personas importantes de mi nuevo entorno y me dijeron que no es posible escindir compromisos y responsabilidades de modo que pueda decir matemáticamente que cuando escribo aquí en RESCATAR, lo hago haciendo un supuesto uso del 33% de libre albedrío sobre el que creo firmemente que tengo soberanía.
Según sus reflexiones, si yo escribo pensando que ejerzo el 33% de mi Yo que reservo para mi, no hay tal cosa por un enfoque sistémico que imposibilita que yo pueda segmentarme a mí mismo en cuerpo y espíritu.
Quiero que sepan que la profundidad y vastedad de mi drama me mantuvo cavilando durante toda la tarde y quienes me vieron taciturno y apocado comprendieron la complejidad de mi conflicto existencial.
Pero como no me rindo ante las adversidades le encontré la vuelta y veré si logro zafar de la situación del siguiente modo:
Por este único medio y sin ánimo de polemizar, libero a Naciones Unidas y a la SFP del 66% de presunta corresponsabilidad que pudieran tener en lo que yo aquí vengo a exponer y me hago único e indivisible responsable de mis ideas, textos, críticas y elogios que en este espacio aparezcan, en un marco de absoluto respeto a las instituciones a las que me vinculo.
A futuro y para lo que hubiere lugar en caso de ser contratado por otro organismo oficial o privado, libero a quienes me contraten, de toda responsabilidad por lo que aquí, en el libre ejercicio de mi ciudadanía, llegue a escribir.
Cómo reconozco haber perdido un porcentaje de libertad personal, acepto renunciar a firmar los artículos como Carlos Alberto Rodríguez.
Confieso que siento un dolor espiritual al ceder la marca personal que supe que me acompañaba cuando un día mi padre se sentó frente a mi y me dijo que era lo suficientemente grande como para decir mi nombre completo y se lo dije “Calo Aleto Yolíe”. Vengo pues de un modo liberado a comentarles que confío en la salida que ha sido meditada.
Señoras y señores: tras explicar con creces la situación que me acongojaba pero de la que me he sacudido, tengan ustedes la bondad de leerme a partir del siguiente artículo y hasta que disponga algo diferente, como simplemente….
...El ciudadano Carloncho
Bienvenido Carloncho! Es justo y necesario!
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