El Mundial de Fútbol en Sudáfrica ha mostrado claramente que no es un encuentro entre los consabidos de siempre y el resto. España, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, han comprobado que ya no se trata de prepararse para ablandar en los primeros partidos y apretar hacia el final. No son la élite intratable, la claque mundial. Los chicos han crecido.
El otro aspecto es que los torneos europeos son extremadamente duros y muchos jugadores “reventaron” antes de ir a Sudáfrica.
Otros -no pocos- no concurren en sus mejores condiciones físicas y las vacaciones previas no han servido para darle un respiro a la musculatura.
Futbolistas que vienen de campeonatos tal vez menos competitivos, han podido forzar la máquina para llegar más afinados.
Lo que corrió Argelia ante Inglaterra fue una barbaridad. Sorprendió a los británicos que posiblemente tienen el fútbol que más corre en todo el planeta.
Este mundial es otra cosa
México le corrió a Francia hasta dejarle jadeando. Todos corren y no se plantea esos dos planos de equipos mundialistas en el que unos simplemente forman parte de la coreografía de los grandes ¿dije grandes?
El Tata Martino estaba dudando si poner un tridente ofensivo ante Eslovaquia. Si no pone toda la carne en el asador, no pasamos.
Será un partido a muerte porque nadie vino a participar simplemente sino que a conquistar algo más. Lo físico que solía ser la diferencia además de los técnico, se ha igualado y entonces lo técnico no resalta.
No sólo mojar sino que ensuciar la camiseta
La consigna es correr, pelear, chocar y no dejarle pensar al rival. Los exquisitos han dejado de lado sus exquisiteces y el arte ha cedido en pos del atletismo.
No se trata sólo de empapar de sudor la casaca sino que de ensuciarla. Sin miramientos hay que lanzarse al suelo para diputar una pelota en la media cancha o en cualquier sector del gramado.
Es la onda del mundial.
Sorprendentemente hay pocos expulsados en señal de que hasta en las faltas, hay lealtad.
Lo concreto hasta ahora, el Mudial 2010 se juega con energía.
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