lunes, octubre 19, 2009

El secuestro de Fidel Zavala y la perversa manipulación de las autoridades religiosas

Cuando el poder de la fe se mal utiliza y ayuda a fijar el errado principio de que unos “son más prójimos que otros”, además del daño espiritual que puede perpetrarse, se concreta un condenable trastorno a la comunidad donde desde la fe se instala una visión de clases sociales superiores e inferiores que a pesar de ser absolutamente inmoral, las autoridades religiosas deslizan y más que ello ayudan a establecer una estructura clasista e injusta en la sociedad.

La Conferencia Episcopal Paraguaya se ha pronunciado exigiendo al gobierno medidas firmes para resolver el secuestro del ganadero Fidel Zavala Serratti y por su lado, la Asociación de Pastores Evangélicos del Paraguay ha organizado una cadena de oración en favor del secuestrado y su familia.

Excelentes gestos, indiscutibles e impecables, pero, no lo hicieron cuando los secuestrados no eran por lo visto considerados tan prójimos como Zavala Serratti y de ese modo, hicieron acepción de personas lo que Dios, de quien ellos son intermediarios en la tierra, condena.
Antonio Debernardi, esposo de María Edith Bordón quien fuera secuestrada y liberada tras 64 días de cautiverio, dijo en estos días que en el país se registraron unos cien secuestros en los últimos ocho años.
Yo recuerdo que hubo cadenas de oración y las cúpulas religiosas manifestaron su preocupación especial, ante los secuestros de María Edith, de Cecilia Cubas Gusinsky quien fuera hija del Presidente de la República Raúl Cubas y ahora en el caso de Fidel Zavala Serratti, todos ellos de gran predicamento social y económico.

Tal vez también en uno o dos secuestros más ¿Y en los demás secuestros de seres igualmente humanos?

No puedo comprender cómo es que quienes son los más profundos estudiosos de la palabra y de los propósitos de Dios, pueden hacer lo que él reprueba. Para entendernos mejor ¿qué es hacer acepción de personas? Pues, es favorecer a unas personas más que a otras por algún motivo o afecto particular, sin atender el concepto de Justicia y de que Dios nos considera a todos iguales.

Acepción es el hacer diferencia entre unos y otros de un modo prejuicioso e injusto. La CEP y la APEP están enviando un recado erróneo a la sociedad.

¿Es este el momento y el contexto oportuno para hacer proselitismo religioso y por eso ocurre lo que aquí estamos exponiendo? Tal vez pero el mensaje que las autoridades religiosas envían a la masa creyente, es que existen prójimos que “son más prójimos que otros” y entonces, no todos somos iguales a los ojos de Dios.

Nadie puede reprochar todo lo que implique dar el máximo apoyo espiritual a los secuestrados y sus familiares. Es una actitud bendita de amor al prójimo pero deberíamos hacerlo siempre, incluso si los secuestrados carecen de doble apellido.

Al hacer acepción de personas se contribuye a construir una sociedad injusta como la que tenemos, en donde la Ley es para los débiles y no es para todos por igual, una sociedad en que cada día crecen los excluidos y hasta existen autoridades que creen que los excluidos son una molestia para el resto y entonces hay que borrar las instituciones que los ayudan como advierte la Comisión Bicameral de Presupuesto.

La actitud de los obispos y pastores tiende a enviar el mensaje de que esa es la verdadera sociedad justa y sin reflexionarse, se termina poniendo la Fe al servicio de los poderosos como el senador Alfredo Luis Jaeggli.

Estamos ante un tema que nos invita a recapacitar.

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