miércoles, diciembre 16, 2009

Renovar la Navidad sin ese criminal machismo de "para que sepan todos, mi propiedad privada"

El varón puede abandonar a su mujer. La mujer no puede abandonar a su esposo sin pagar las consecuencias. Esta es la concepción más cruelmente machista que aparece como telón de fondo de un crimen de características pasionales que nos convoca a los paraguayos (no a las paraguayas) a reflexionar profundamente. El otro aspecto es la fractura que la emigración por causas económicas produce en las familias.

Sebastián Ortíz Gómez asesinó a balazos a su ex suegra Clemencia Maldonado de Oviedo (49), a su ex cuñada Lourdes Noemí Oviedo Maldonado (16) y a su propia hija Jaqueline de 3 años, en el distrito de San José Obrero, departamento de Cordillera.

En venganza
El asesino actuó en represalia contra su ex pareja Sonia Elina Oviedo Maldonado (26), quien trabaja en España, país donde él también trabajó hasta hace un año.
Ella había decidido romper relaciones para reanudar el camino hacia la felicidad, al lado de otro hombre y como agravante, se negó a enviarle dinero para las fiestas de fin de año desde España.
Según los informes, él ya habría derrochado los 35 mil dólares que ambos juntaron allá y que él trajo un año atrás, cuando el amor dejó de ser un sentimiento bilateral.

Una de las claves del machismo paraguayo es: “Si yo no soy el que te va a amar toda la vida, nadie más va a amarte”.

En la óptica machista el “toda la vida” es un mero decir cuando se habla de compromiso eerno porque el varón puede romperlo cuando le plazca y no rendir cuentas de ello.
Si la ruptura se da de común acuerdo no habrá dificultades pero cuando es la mujer la que toma la decisión de cortar la relación, se manifiestan situaciones dolorosas como las que ahora se produjeron en San José Obrero.

"Ingrata mal pagadora"
Si históricamente el varón paraguayo abandonó a su mujer sin importarle mucho lo que viniera después, estos son tiempos de cambio.
Aparentemente muchas mujeres que viajaron a España en busca de mejores horizontes económicos, los hallaron, además de mejores horizontes pasionales.
Hombres más comprensivos, solícitos, adorables aparecieron en el renovado horizonte emocional de muchas paraguayas y aquella llama que encendió y entibió vínculos pasados, muchas veces se fue apagando de un modo irremediable.

El orgullo machista
A veces no queremos admitir que hay mejores varones que nosotros, capaces de endulzar mejor los oídos de mujeres que si bien juraron amor eterno, descubrieron que efectivamente el amor, es eterno mientras dure.
“La distancia es como el viento” dice en su inmortal canción Domenico Modugno y aclara que es así porque “apaga los fuegos pequeños, pero enciende los grandes”.
En un sentido similar, Roberto Cantoral en “La Barca”, inolvidable bolero, nos recuerda “dicen que la distancia es el olvido” y el asesino de su ex suegra, ex cuñada y de su hija, hizo carne la continuación de la letra que dice “pero yo no concibo esa razón”.

Se mata en nombre del amor
La proximidad de la Navidad también es proximidad de reflexión. Pensemos en que vivimos apartados de los mandatos que nos fueron entregados y en cuan despistados estamos cuando en nombre del amor se mata.
Penoso final de una familia que no soportó la prueba de emigrar para alcanzar el éxito.

AGREGADO
Se suicida el macho herido que
mató a su suegra, su cuñada, su hija

Fue hallado el cuerpo del homicida que tras perpetrar el triple crimen, se convirtió en suicida.


1 comentario:

  1. Vale la pena recordar aquí que el crimen pasional no solamente viste pantalones sino que también polleras.

    Uno de los casos más sonados y que incluso mereció una polca "motivo popular" es el caso de Mateo Gamarra a quien su mujer, Delfina Fortín le disparó "los 5 tiros seguidos" de un revólver porque coqueteaba en una fiesta con otra mujer.

    Nacho K-brio

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