martes, agosto 04, 2009

Gordura pública-flaqueza privada: Adiposidad de Ministra de Salud no envía mensajes positivos

El antes y el ahora de Esperanza Martínez.
En un país en el que el que la alimentación desordenada, desequilibrada y no sana adquiere dimensiones de problema de salubridad nacional, la"corpulencia redundante" de la ministra de Salud Esperanza Martínez debe revertirse.

Del mismo modo que un médico obeso carece de autoridad moral ante a un paciente al que le recomienda bajar de peso, la líder de la política sanitaria nacional no puede seguir con semejante grosor.
No queremos inmiscuirnos en la vida privada de la ministra ni nada por el estilo pero si empezó su gestión gubernativa con una figura que no llamaba la atención por sus rellenos, en un año en el poder, las protuberancias se han desbordado y ellas no envían un mensaje correcto.

El caso de Lacognata es diferente
Dirán que la adiposidad del Ministro de Relaciones Exteriores Héctor Lacognata entonces merece también la inquietud ciudadana pero conviene aclarar que no es lo mismo.
Su misión no es comunicar salud y hasta podemos sospechar que su fisonomía podría incluso proyectar una imagen de abundancia paraguaya en los foros internacionales. Su caso es diferente.
La Ministra, de excelente gestión, tiene todas las herramientas a su disposición y los recursos para ganar una imagen corporal que al reducir sus redondeces, redondee simultaneamente un mensaje sostenible de salud y bienestar para todos los paraguayos y extranjeros que habitan ésta bendita nación.


La ministra a la izquierda y arriba junto al Canciller Lacognata. Ambos conforman el duo de mayor peso en el gabinete de Fernando Lugo.

1 comentario:

  1. Es todo un tema ese. Desayunos de trabajo, meriendas de análisis, charlas seguidas de almuerzo, masitas, choricitos o longanizas como dirían los mexicanos. Eso se resuelve con dieta de agua así sin contemplaciones.
    Pero fijense también en Rafael Filizola y López Perito. Fijense en Dionisio Borda. Entre mandíbula, papada y cuello ya no tiene espacio para anudar la corbata.
    El caso de Gloria Rubín es diferente porque ella ya vino al gobierno con "doble corpulencia" como dijiste pero fijense también en los varones porque medio machista es tu enfoque. Hay un tufo sexista aquí.
    La gordura no tiene sexo che pero parece válido que haya autocontrol de los gobernantes.

    Gordi

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