“No estaba en condiciones de mantenerse parado y manejó”, “yo no se cómo su esposa se animó a subir con él en la moto si sabía cómo estaba”, “las mujeres que estaban ahí quisieron separarlos pero vino Roberto y dijo que les dejen y que arreglen las cosas como hombres”, “yo dije luego que eso iba a pasar pero me callé para no ser argel (fastidiosa)”.
Comentarios de este tipo abundan en las afueras de Emergencias Médicas entre parientes y amigos de accidentados antes, durante y luego de las celebraciones de Año Nuevo y dejan entrever el costado más crudo de la manifestación de la estupidez humana.
El feriado es largo aún
Cuantas muertes y amputaciones de miembros deberían evitarse cada año en nuestro país pero lamentablemente en estos días habrá que ir leyendo con impotencia que siguen llegando fallecidos, moribundos, heridos durante todo el "feriado largo" que ni siquiera ha promediado.
Cuando en en el hospital de emergencias dijeron que hasta la madrugada habían atendido a 233 personas, las cifras iban aumentando con el correr del día.
Primero eran los lesionados en accidentes de tránsito, luego los heridos en riñas y más tarde comenzaron a llegar los intoxicados por comidas en mal estado o porque la desordenada ingesta sobrepasó la capacidad de procesamiento del sistema digestivo.
Imagínese los estómagos, hígados, vesículas, riñones e intestinos sometidos a un esfuerzo imposible.
La bendición de las nubes
Un enfermero que salió a dar un respiro comentó que el cielo nublado era una bendición porque iba a reducir el número de personas que irían al río a refrescarse.
La corriente del río Paraguay es inmisericorde con los beodos y el número de ahogados suele ser elevado en los días de mucho calor. Felizmente hoy hubo chaparrones que ayudaron a reducir la temperatura ambiental.
El drama es que el feriado es aún extenso. La gente seguirá bebiendo hoy viernes, mañana y habrá que ver el lunes el saldo total de muertos, lisiados y mutilados de las fiestas de fin del 2009.
No le culpemos aún al 2010 que ya tendrá acusaciones encima porque en esta cabal demostración del desatino, no es la imprudencia la que causa daños sino que la fiesta.
Como dijo un filosofo callejero: Habrá que hacer día laboral el 1 de enero.
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