En Paraguay mucha gente vive del reciclado de basura. Los llaman gancheros porque “armados” de ganchos remueven las 1.500 toneladas de desperdicios que genera cotidianamente Asunción. Su tarea consiste en separar desperdicios metálicos de los de vidrio, papel y cartón y otros materiales como restos forestales y venderlos como materia prima para industrias.
Se trata de un trabajo insalubre. Históricamente se trató de prohibir la exposición de la gente a la basura. Se reubicó al los gancheros en otras zonas para que se dedicaran a otras actividades, pero inmediatamente había gente que retornaba o cuando retornaban ya encontraban a otras familias instaladas en el lugar para desempeñar esa tarea que les genera ingresos.
Ante esa realidad, surgió la iniciativa de Alter Vida “Promoviendo el Reciclaje” PROCICLA que apunta a convencer a los asuncenos para que en vez de llenar bolsas de desperdicios hogareños sin discriminarlos, hicieran ya una preselección para entregar bolsas con materiales ya separados de modo a reducir la exposición de gancheros al trabajo de remover montañas de basura y tonificar sus ingresos por que de ese modo reciben materiales en mejores condiciones de venta.
Claramente el plan tiene tres componentes básicos: Mejorar las prácticas ciudadanas, mejorar la calidad de vida de los gancheros y atenuar el impacto de la basura sobre el ambiente en la zona de Cateura, el vertedero más grande del país y que otrora fuera un santuario ecológico.
Las dudas se prendieron de los ganchos
Todo marchaba sobre ruedas hasta que aparecieron dudas sobre el manejo económico del operativo. Alter Vida sostiene que el problema surge porque hubo irregularidades en la distribución de dividendos por parte del administrador Eduardo López, seleccionado por los mismos gancheros y estos entienden que no están recibiendo toda la información para mantener su confianza en el programa.
Es lamentable, pero es así. Felizmente existen encuentros de partes que buscan el esclarecimiento total de los hechos y la retoma del avance del programa que ha ido incorporando otros beneficios como la creación de una conservatorio musical y un taller de lutería que permite la confección de instrumentos musicales y la reparación de guitarras por ejemplo que llegan entre los desperdicios ciudadanos.
Con la reconstrucción de instrumentos y la recepción de instrumentos donados, se está formando una orquesta con la dirección del propio maestro Luis Szarán que dirige la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA) y que lleva adelante un programa que utiliza la música como promotora de causas nobles. Sería una pena y un pésimo precedente que una iniciativa de la sociedad civil, deje de funcionar correctamente por falta de claridad.
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