Ningún análisis acabado de los resultados de las elecciones municipales del domingo puede pasar por alto el hecho de que el Partido Colorado gobierna el Paraguay en los últimos 60 años. Cuando se dice simplemente que “el coloradismo arrasó” en determinadas zonas o que los resultados permiten una lectura clara de que el pueblo apoya el plan de reelección del Presidente Nicanor Duarte Frutos, se está perdiendo de vista que el partido colorado usó las herramientas de poder y hubo gente que no expuso su convicción en forma libre al emitir su voto sino que se sometió a los designios del poder.
Funcionarios públicos amenazados de no percibir sus salarios, campesinos en proceso de titulación de sus tierras amenazados de quedarse sin el título y con la probabilidad de expulsión de las parcelas...Cosas así, tremendas. Presiones de todo tipo para orientar el voto hacia el oficialismo.
El Presidente de la República declaró luego de las elecciones que fue una victoria rotunda de su partido, la obtenida en Asunción y la mayoría de los 230 pueblos donde se eligieron atoridades municipales pero, esa es una aseveración desmesurada, considerando el contexto.
El Partido Colorado utilizó los 60 años para apoderarse de los instrumentos de poder y a esta altura está demostrado que domina la tecnica de ganar elecciones pero no la de gobernar exitosamente.
Los resultados son claros porque nunca antes el pais vivió una diaspora por causas económicas como ahora, al punto de vivir contrasentidos tragicómicos como por ejemplo celebrar la fiesta de la Independencia (del “yugo español”) cuando mas dependiente nos volvemos de los paraguayos que viven en España y remesan divisas a sus parientes de acá.
Sufrimos entonces la kafkiana condena de elegir gobiernos que no van a resolver nuestros problemas porque han hecho del acto de gobernar, parte de un proceso que sirve simplemente para ejercer un dominio social y economicamente inservible. Bueno, aclaremos, inservible para la sociedad pero no para los que gobiernan.
Impura coincidencia
Justo, el día de las votaciones, por maniobras del poder, se extinguió el juicio por enriquecimiento ilícito al ex presidente de la República Luis Angel Gonzalez Macchi. De este modo, quien llegó al poder y lo utilizó en beneficio propio, podrá disfrutar de la fortuna malhabida dandole sentido al ya famoso principio de “para qué somos lo que somos, si no vamos a hacer lo que queremos”.
Gonzalez Macchi, igual que todos, también juró respetar y hacer respetar la Constitución y las Leyes porque si así no lo hiciere, “Dios y la Patria se lo demandarán”. Ocurre que se lo demandaron pero utilizó -junto a secuaces aún en los organismos estatales- los subterfugios del poder para ir dilatando y dilatando el juicio, hasta hacer vencer el plazo de producción de un veredicto. Tal veredicto no se pudo emitir porque se había perdido demasiado tiempo y como la Ley es dura pero es la Ley, hubo que cumplirla. La Ley que se cumplió a rajatablas era la que decía que venció el plazo, no la que castiga a los ladrones. Increíble pero cierto.
Hay que ver entonces si la lectura del mandato de las urnas es que debe cambiarse la Constitución para que Nicanor Duarte Frutos pueda cumplir el sueño de la reelección. Ël sostiene que ese es el mensaje de las urnas. Nosotros leemos las entrelíneas.También aquí, venció el plazo.
Nicanor pide más tiempo para poder desarrollar su capacidad de construir el nuevo Paraguay y no logramos comprender a qué “más tiempo” se refiere ¿Cómo puede decir que necesita más tiempo? ¿60 años de gobierno le parece poco tiempo? Nosotros cremos que demasiado tiempo ya tuvo en el poder el Partido Colorado al que pertenece, no solo para construir el nuevo Paraguay sino que para refundarlo, relanzarlo, reformarlo una y otra vez.
Los 60 años eran más que suficientes para instalar el Paraguay moderno, el posmoderno, el del nuevo milenio, el del futuro. Ya tuvieron de sobra tiempo para cumplir aquel remanido slogan de hacer “avanzar al Paraguay en 5 años, todo lo que no pudo en 50 años”, de modo que no tiene real sentido cambiar la Constitución para que todo siga sin cambiar.
Puede que la lectura de lo que escribo, suene a "Lamento borincano" esa magnifica canción testimonial de la “tierra del edén” donde la gente se muere de hambre o parezca un "Lamento boliviano" en la que el grupo Enanitos Verdes describe una situación de desolación. Pero no, es un lamento paraguayo.
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