jueves, mayo 13, 2010

Día de la Madre: La picadora de carne que nunca se usó

La vi con aquel viejo cuchillo que ya había perdido más de media hoja desde que lo conocí de niño cortando el bife y cuanto fuera necesario cortar en la cocina. Sobre la tabla de picar que ya no era la de aquellos tiempos machacaba en busca de la carne molida perfecta. Zas! El toque era regalarle una picadora de carne y el Día de la Madre llegué con una espectacular “Moulinex”.

Me agradeció mucho y me reprochó con ese reproche de madre: “quien sabe cuánto costó esto. No hubieras gastado tanto si la presencia de los hijos es la que importa!”.

Creí haber hecho lo correcto
Yo me quedé satisfecho porque le ahorraba el trabajo a mi madre que ahora ya no necesitaría machacar la carne interminables minutos para convertir su pedazo de carnaza en materia prima para hamburguesa o “soyo” o lo que fuere.
Me quitó un peso de encima porque a estas alturas de la vida de nuestras madres ya no sabemos qué regalarles, a pesar de que un día viendo a la Reina de Inglaterra visitar a sus súbditos observé que al final la gente le regala flores.
Que le podés regalar a una Reina si no.
Pasó el tiempo y un día que andaba cerca de la casa de mi madre y tenía unos minutos. Dije que le iba a dar una sorpresa y la visité.
La vi nuevamente machacando con el viejo cuchillo sobre la tabla de picar carne y maldije contra “Moulinex”.
Pensé que el artefacto se había estropeado al primer uso aunque luego para mis adentros despotriqué contra la ANDE que con sus constantes pestañeos terminó quemando el motorcito de la picadora de carne.

Cuan equivocado estaba
Pero entonces le pregunté qué había pasado con el “Moulinex” y me respondió “ahí está nuevito el aparato”.
Miré la caja en una repisa y me dió pena que tal vez cometí el error de no mostrarle adecuadamente el funcionamiento y un sentimiento de culpa me invadió.
Guardé silencio reprochándome la desatención ante mi madre anciana pero entonces bajé la caja y le comenté que iba a armar el aparato para usarlo y lo que me dijo se constituyó en una lección que nunca olvidaré.
“Yo te agradezco mucho el regalo mi hijo pero si yo uso la picadora de carne, en dos minutos termino todo y qué voy a hacer después”.
Comprendí que picar carne al viejo estilo le ocupaba el tiempo, ese que tal vez nos faltaba a nosotros pero que le sobraba a ella ya sin hijos que cuidar.
Era un modo de hacer las cosas que para ella era fundamental. La ponía en movimiento, le hacía sentir útil, se sentía ocupada prescindiendo de adminículos que pretendían sustituirla.
Esa robótica que destruye mano de obra industrial pretendía ingresar a su hogar para condenarla al aburrimiento.
Miro el jardín de casa. No veo la forma de acelerar la floración de las orquídeas para ir el sábado -Día de la Madre- a visitarla.

1 comentario:

  1. jjajaj yo le compre lo mismo a mi mama hace muchos años y nunca lo usó, mi hermana si y le saqué antes de que quemara porque llenaba y eso tiene un limite para picar. Y desde esa vez yo lo utilizo para hacer chipa guazu es muuuy practico se los recomiendo!!!

    ResponderEliminar