La economía paraguaya creció 11% en el primer bimestre del año; las exportaciones de carne están alcanzando un pico inusitado; desde que concluyó la construcción de Itaipú, la represa más grande del mundo en el río Paraná, nunca como ahora las obras públicas alcanzaron tanto dinamismo. Ningún medio contextualiza el escenario en el que transcurre la vida nacional.
Ninguno de estos planteos, a pesar de merecerlos, llegan a la portada. La economía paraguaya exhibe un dinamismo extraordinario en esta primera parte del año y los pronósticos iniciales eran de un crecimiento de 6,2 cuando se cierre el año.
En el primer trimestre se exportó tanta carne como antes se exportaba durante un año y el record de exportación de soja es indiscutible con una producción que para este año se estima en 7,4 millones de toneladas.
Sin embargo, una espectacular capa de mala onda cubre el país de este a Oeste y de Norte a Sur ya desde hace varios años y es consecuencia de los políticos que intentan encumbrarse arrojando basura sobre los adversarios y el estilo de hacer periodismo que consiste en destacar lo malo e ignorar lo que ilusiona, lo que resulta esperanzador.
¿A dónde sopla el viento?
En esta plataforma en la que la ciudadanía no tiene referentes claros de qué es lo que realmente ocurre porque la confusión está instalada, es visible que el gobierno se muestra también incapaz de transmitir con fortaleza varios aspectos resaltantes de su gestión.
Por supuesto que hay cosas desgarradoras, negativas, hay fracasos. Es muy cierto que el Estado de Sitio declarado en 5 departamentos del país no produjo el resultado esperado de detener o destruir al Ejercito Paraguayo del Pueblo (EPP) que ha estado organizando y ejecutando secuestros extorsivos.
No se puede negar que hay asaltos y que la drogadicción es un problema pero si los medios sólo otorgan cámaras, micrófonos y su atención en lo negativo y minimizan lo positivo, estructuralmente están dadas las condiciones para que el cielo nuevo sea gris aunque se anuncie que la intención es otra.
Los periodistas suelen decir que no mienten cuando sólo muestran la realidad y en realidad muestran un sólo aspecto de esa realidad o bien publican también lo positivo pero de un modo irrelevante.
Si además de hacer guardia toda la noche frente a Emergencias Médicas las cámaras de televisión pasaran por las fabricas que producen y transforman incesantemente, a la hora del desayuno en vez de ver solamente riñas, accidentes de borrachos con fracturas expuestas y sangrantes, tendríamos una visión más equilibrada de lo que pasa en el país.
Está visto sin embargo que para la onda que domina, todo esto es mucho pedir.
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