Esa definición tan simple, es tan profunda porque redondea todo el problema que vive la República. Si el Congreso Nacional tienen una mala imagen en el seno de la sociedad, es pura responsabilidad de sus actores. Aunque entre sus integrantes existan personajes probos, capaces y que ponen su talento al servicio de la producción de leyes oportunas que ayudan al mejor desempeño de la sociedad y el cumplimiento de sus más caros anhelos, no se puede discutir la presencia de sujetos de la más baja calaña que utilizan sus fueros parlamentarios para cometer tropelías contra los intereses de la sociedad.
Congresistas que usan como suyos bienes adquiridos con dinero público y que no se hacen cargo de sus errores. Destruyen vehículos del Estado detrás de objetivos particulares; se autoasignan jugosos aumentos independientemente de que fracasen en sus funciones y según sus intereses partidarios postergan el tratamiento de proyectos y en el peor de los casos sus nombres aparecen vinculados a hechos criminales que no pueden ser mejor investigados porque usan su poder político para dificultar la gestión de los organismos que deben encargarse de esas investigaciones.
Y hay casos lamentables como los del diputado Julio Colmán que utilizó su cargo para frenar la labor judicial y proteger el tráfico ilegal de madera en la frontera con Brasil. Colmán fue uno de los más ofendidos por la divulgación de la encuesta de Transparencia Internacional, capitulo paraguayo, en un acto de cinismo que no merece mayores comentarios.
Sin embargo en lo que atañe a Colmán, se plantea con particular fuerza lo que Nichols expuso en Asunción. Cuando Colmán protagonizó el escándalo a principios del año pasado, hubo una reacción de la sociedad civil que empezó una campaña de desafuero para que el parlmentario pudiera rendir cuentas de su acto a la justicia. Se juntaron más de 20 mil firmas y se logró el desafuero. En una audiencia pública realizada en el mismo Congreso, representantes de la sociedad expusieron por qué era necesario el desafuero y fue posible que Colmán compareciera ante la justicia.
Celebraciones en la sociedad civil porque se logró el objetivo del desafuero y con ello las entidades que impulsaron el proceso, se desmovilizaron. Finalmente -se puede discutir la justeza o no de la condena- Colmán fue sancionado a plantar 5 mil arbolitos.
Pasados varios meses, Colmán no ha plantado un sólo árbol. Y esto ocurre porque toleramos que Colmán -con semejante perfil- siga siendo representante del pueblo en el Congreso. O será que ¿no es tanta la molestia que ese hecho nos produce?
Para que haya corrupción, son necesarios el corrupto, el corruptor y la sociedad que tolera la corrupción. Como sociedad ¿nos conformamos solamente con responder encuestas?
En la escuela de sub oficiales vemos nueva mente despues de hace aproximadamente1 año el abuso hacia los alumnos departe de los oficiales ya que el problema viene desde que dieron la orden que ivamos hacer oficiales y como vamos hacer una de las primeras promocion de oficiales tecnicos nos quieren filtrar y ya muchas veces no los han dicho por todo nos meten boletas hay alumnos que tienen haste 2 y 3 meses de aresto por tonterias nos nos dejan salir francos y cuando lo hacemos salimos francos francos a veces nos dan la comida dañada la mayoria de los oficiales son parejas de alumnos,los oficiales masculinos pasan a los sollados de las femeninas como si nada;y no podemos confiar en nadien alli en la escuela ya que nadien nos ayuda el que nos pueda ayudar estaremos esperando........................
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