Los ojos latinoamericanos hoy deben dirigirse a los Estados Unidos donde está en marcha el operativo “Un día sin latinos”. Hay una convocatoria a no concurrir a trabajar y a nosotros a dejar de consumir productos norteamericanos, en protesta por la probable expulsión de millones de indocumentados. El objetivo y la estrategia de este movimiento de marchas y paros ha sido demostrar las aportaciones de los inmigrantes a este país por medio de su ausencia en sitios estratégicos para la economía y para su funcionamiento.
Unos 40 millones de latinos viven y trabajan y remesan a esta zona del planeta unos 30 mil millones de dólares por año. Algunos analistas comienzan a hacerse la pregunta de cómo utilizará en los próximos años los EE.UU., el poder que le significa esa situación para ejercer presiones sobre Sudamérica
Hoy en los Estados Unidos la convocatoria es a que ningún migrante trabaje y han solicitado a sus connacionales, o sea nosotros, que no compremos nada estadounidense hoy. Esto con el objeto de que se les reconozca su derecho al trabajo, a la educación de sus hijos y a los servicios médicos en ese País.
"Esto quiere decir: No Dunkin Donuts, Mc Donalds, Burguer King, Starbucks, Sears, Crispy Crem. Wallmart, Seven eleven, Coca Cola, etc. y otras de la interminable lista de empresas americanas. Sabemos que es un esfuerzo para todos pero es lo menos que podemos hacer por esa gente que prácticamente esta ayudando a la economía de nuestros países” nos dice en su mail Norma Carías.
Unas 150 ciudades norteamericanas sentirán el mensaje de la fuerza latina. La pregunta de ¿qué pasaría si un día Washington decidiera imponer una restricción a este flujo de fondos?, deja aflorando la evidente vulnerabilidad de la situación si ya se dice que la remesa de paraguayos del exterior ocupa el segundo lugar entre los generadores de divisas.
Si nos devuelven a nuestros pobres
Argentina y Brasil, históricamente han sido válvulas de escape a los problemas de empleo en Paraguay pero ahora las soluciones se han alejado. Estados Unidos y España son los centros de recepción de migrantes y por ende, las principales fuentes de despacho del dinero de coterráneos a sus familiares en nuestro país.
Una expulsión masiva de trabajadores que deberán venir a reintegrarse, excedería en gravedad cualquiera de las perspectivas que nos podamos imaginar.
Lea el texto completo>>
Unos 40 millones de latinos viven y trabajan y remesan a esta zona del planeta unos 30 mil millones de dólares por año. Algunos analistas comienzan a hacerse la pregunta de cómo utilizará en los próximos años los EE.UU., el poder que le significa esa situación para ejercer presiones sobre Sudamérica
Hoy en los Estados Unidos la convocatoria es a que ningún migrante trabaje y han solicitado a sus connacionales, o sea nosotros, que no compremos nada estadounidense hoy. Esto con el objeto de que se les reconozca su derecho al trabajo, a la educación de sus hijos y a los servicios médicos en ese País.
"Esto quiere decir: No Dunkin Donuts, Mc Donalds, Burguer King, Starbucks, Sears, Crispy Crem. Wallmart, Seven eleven, Coca Cola, etc. y otras de la interminable lista de empresas americanas. Sabemos que es un esfuerzo para todos pero es lo menos que podemos hacer por esa gente que prácticamente esta ayudando a la economía de nuestros países” nos dice en su mail Norma Carías.
Unas 150 ciudades norteamericanas sentirán el mensaje de la fuerza latina. La pregunta de ¿qué pasaría si un día Washington decidiera imponer una restricción a este flujo de fondos?, deja aflorando la evidente vulnerabilidad de la situación si ya se dice que la remesa de paraguayos del exterior ocupa el segundo lugar entre los generadores de divisas.
Si nos devuelven a nuestros pobres
Argentina y Brasil, históricamente han sido válvulas de escape a los problemas de empleo en Paraguay pero ahora las soluciones se han alejado. Estados Unidos y España son los centros de recepción de migrantes y por ende, las principales fuentes de despacho del dinero de coterráneos a sus familiares en nuestro país.
Una expulsión masiva de trabajadores que deberán venir a reintegrarse, excedería en gravedad cualquiera de las perspectivas que nos podamos imaginar.
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