martes, mayo 16, 2006

Comercio justo: Una líder nivaklé reclama al mundo blanco una oportunidad para su pueblo


“Tomamos de la naturaleza sólo lo necesario. Estos bolsos son de fibra de caraguatá (cardilla) y los tintes los obtenemos de las cortezas de los árboles. Respetamos la naturaleza como nos gustaría que los blancos nos respeten, nos consideren. Ojalá exista alguien que los concientice (conciencie) y entiendan que todos pertenecemos a una misma sociedad. Daniela Benítez aborigen nivaklé del Chaco, nos comenta con satisfacción que las mujeres artesanas de su comunidad están empezando a exportar bolsos, bijouterie de semillas a Alemania y Canadá. Es poco aún, reconoce, pero su pueblo comienza a tener un pequeño lugar en el mercado globalizado.

Con una voz pausada y una mirada penetrante en la que hay una conmovedora y profunda paz nos expone sus puntos de vista con seguridad y convicción. Dirige un grupo de mujeres artesanas indígenas en la exposición de productos que se desarrolla simultáneamente con un encuentro que crea una red de pequeños productores latinoamericanos que buscan mejores precios en base al nuevo modelo de Comercio Justo que en el otro extremo de la cadena, promueve el consumo consciente de quienes saben que con su compra, ayudan directamente a productores pobres.

"No tengo nombre en nivaklé"
Cuando me dijo su nombre, me sorprendió no escuchar un sonido telúrico. “No tengo nombre en nivaklé porque cuando llegaron los misioneros católicos nos empezaron a poner nombres en español”. Capto un reproche en el sentido de lo que expresa porque lamentablemente la sociedad dominante impuso sus normas y les robaron sus costumbres y sus nombres, en nombre de Jesús.
“Hubiera querido tener un nombre en nivaklé y me hubiera querido llamar como mi abuela”. Le pregunto cómo se llamaba su abuela y me responde con un silencio que hiere como una espina de caraguatá y me siento culpable. Trato de descifrar si es un silencio de protesta pero me convenzo por mi propia paz de que es un silencio reservado a un ser querido que representó mucho para ella. Su abuela, ahora está en su mente y sobre todo en su corazón.
Sigue, “tenemos nuestras costumbres y si estudiamos entre los blancos en la capital, no quiere decir que dejamos de ser indígenas. A nuestros hijos les hablamos mucho de no perder nuestra identidad porque Dios nos puso aquí y nos hizo nacer indígenas y somos importantes como cualquiera”.
"Yo estudié con las hermanas españolas teresianas tres años y luego terminé mi básico. Empecé en el año 80 con las hermanas de la caridad en San Vicente. Trabajé en la Maternidad Nacional como asistente de enfermería mientras estudiaba eso mismo”.
Luego volví al Chaco y trabajé para mis hermanos indígenas seis años en Mariscal Estigarribia. Este grupo es de la zona central de Boquerón pero el lugar histórico nuestro es la rivera del Pilcomayo esa zona se llama Sawag Adfid que significa en el fondo donde hay un río que separa.

Mujeres artesanas
Le comento que he visitado comunidades nivaklés en el Chaco y que me sorprendió la habilidad de las mujeres. Son todas artistas haciendo bolsos, enseres diversos a partir de elementos disponibles en el entorno. “Las mujeres nivaklés son todas artistas, todas elaboramos cosas. Desde que tiene vida el nivaklé es un artista, una persona que siempre está ocupándose de algo. No queremos mendigar. Somos gente de campo y siempre nos hemos mantenido trabajando sobre la naturaleza”.
“Tomamos de la naturaleza lo que necesitamos, solamente lo que necesitamos. No extraemos nada más de lo que necesitamos. Estos bolsos son de caraguatá (vegetal cuyo nombre popular es cardilla y el científico Eryngium Paniculatum que es la variedad más extendida en el Chaco).
El caraguatá tiene una hoja espinada en forma de sable y las mujeres golpean esas hojas sobre piedras o troncos hasta formar flecos con las fibras que luego hilan y tejen. “Además de bolsos, hacemos aros de semillas. Todo lo obtenemos de la naturaleza y los tintes que usamos son de vegetales, de las cortezas de los árboles”.
“Respetamos a la naturaleza y nos gustaría que los blancos así mismo sean considerados con nosotros”. Le pregunto entonces que esperan de los blancos y responde que esperan ser considerados por la sociedad toda que hoy día no tiene en cuenta a los indígenas pero no pierde las esperanzas de que se acabe la discriminación.
Daniela cuenta que desde hace un año trabaja en su grupo con los planes del comercio justo “y vemos una posibilidad de salir adelante con los trabajos que estamos haciendo. Vendemos a los amigos, a los que conocemos que se dedican a esto y hemos exportado a Canadá y Alemania. Estamos empezando y hacemos cursos de capacitación para mejorar nuestra producción”.
Terminamos la conversación y Daniela reanuda la oferta de sus productos. La miro desde lejos y me percato de cuánta dignidad y personalidad hay en esa líder que está guiando a las mujeres de su pueblo a proyectarse hacia su desarrollo sostenible.

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2 comentarios:

  1. Sr Rodriguez
    Soy Alba Dominguez, vivo en el extranjero y realizo una exposicion sobre las fibras naturales, tengo varios articulos paraguayos par dicha exposicion, pero me encantaria reproducir la historia de las mujeres nivaklé comentada por la Sra Daniela, mencionando por supuesto la fuente, seria eso posible? espero ansiosa su respuesta. Muchas gracias. Mi email es delcy_dominguez@hotmail.com

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  2. Señora Alba:

    Entre los propósitos de este blog está el ser voz de los que no tienen voz. Quienes me ayuden a lograrlo tienen la más absoluta libertad y agrego más, tienen la obligación de utilizar los materiales que aquí se publican.

    Cordiales saludos
    Carlos Rodríguez

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