Las “papeleras uruguayas” que aún no se construyeron y que por ende no contaminan, generan un escándalo internacional de la mano del presidente argentino. Curiosamente, papeleras argentinas que ya existen y que contaminan desde hace años el río internacional Paraná, no molestan a Néstor Kirchner que ha demostrado subidos méritos para catapultarse como un hipócrita de nítidos perfiles. Llama la atención también la incoherencia de Greenpeace que envió aladeltistas al Rio Uruguay y al Paraná contaminado ni un solo manifestante, aunque tan solo fuera en monopatín.
Es razonable la preocupación sobre los riesgos que encierran las dos grandes papeleras que se instalan en Uruguay. Lo que no comprendemos es la incoherencia del gobierno argentino que ignora los razonables reclamos que se realizan por la contaminación de papeleras que operan en territorio argentino.
La papelera PCP que funciona desde hace dos décadas en la localidad argentina de Puerto Piray, lanza efluentes fatales para la fauna íctica del Paraná y los reclamos presentados por la Secretaria del Ambiente del Paraguay a la Comisión Mixta Paraguayo-Argentina del Rio Paraná (COMIP) no han tenido la atención coherente de las autoridades argentinas cuyos ojos y pensamientos sólo existen para las papeleras que se construyen sobre el Río Uruguay.
La actitud kirchneriana parece sustentarse en que las papeleras argentinas son inofensivas pero las que se instalan en Uruguay serán mortales, planteo que se derrumba por su propio peso. Mas aún porque esto es un temor y aquello una realidad.
Para la Red de Organizaciones Ambientalistas del Paraguay, la situación es clara: la papelera Alto Paraná al igual que las otras dos, Piray y Papel Misionero, todas en territorio argentino, cometen delito ecológico en el río Paraná y sus alrededores por cuya razón "deben parar".El coordinador de la agrupación, Víctor Benítez, señaló que la propia Organización Mundial de la Salud advierte que todos los productos químicos clorados, como los que usan las procesadoras de celulosa, producen cáncer y daños al ecosistema.Alto Paraná SA opera desde 1978 y si desde esa fecha está liberando sus desechos al río y utiliza estos químicos hay un claro caso de delito ecológico, acotó el ambientalista. En la zona de influencia de la papelera en cuestión desova el dorado que ante la presencia de efluvios contaminantes disminuye ostensiblemente en número.
Para Benítez, las autoridades paraguayas asumen actitudes meramente mediáticas frente al daño que continua agravándose y lo más llamativo es la doble moral del gobierno argentino.
Señalemos además que Greenpeace que había enviado para convocar la atención mundial sobre las papeleras "uruguayas", a sus aladeltistas, paracaidistas, hombres ranas y navegantes al Río Uruguay, no ha enviado –que se sepa hasta ahora- a un sólo manifestante al Río Paraná aunque tan solo fuera en monopatín, lo que revela igualmente la doble moral "grinpiciana".
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