jueves, abril 27, 2006

La dura exclusión: Carta desde España


Soy uno de los tantos sudamericanos obligados a emigrar por las circunstancias económicas que vive nuestro país, pero he logrado alejar angustias convenciendome de que la humanidad ha estado movilizándose desde el principio de los tiempos. No soy un esclavo sexual que ha sido arreado ni menor que ha sido secuestrado para el rentable tráfico de órganos y por ese lado debo considerarme un privilegiado.
La primavera madrileña me sienta bien. Ahora soy Paco a secas y ya me acostumbre a que me llamen así. Para el trabajo y lo que soy aquí es mejor porque me acosaban las penas al intentar aferrarme al nombre que paciente y cuidadosamente llegué a granjearme en Asunción.

Como todo recién llegado, debo hacer cosas que no haría estando en mi tierra y me miro desde afuera y me resulta conmovedor verme ahí en la pulpería (vaya nombre) oficiando de recepcionista y aparcador de autos en un patio sobre la calle Alcántara. La paga es poca pero la propina, mejor.
Es difícil acostumbrarse a la propina porque yo que allá la pagaba, ahora la recibo y en los primeros días me dolía el alma al extender la mano para recibirla. Pero uno se acostumbra a la dignidad de la propina. A la distribución de riqueza que conlleva y ve la forma de entender de otro modo o ver con ojos diferentes y con filosofía, la vida que uno vino a vivir luego de perder casi todo, esperando mejores horizontes en Paraguay.
Al menos, el don de gente se cotiza porque el comienzo fue peor. Lavar platos con estopas grasientas y con aroma a bacalao era insufrible pero es la vida que le pone a uno ante desafíos inesperados.
Vivo como dicen acá, con los “derechos de simio” que son derechos a la vida, libertad y protección contra la tortura. Tres derechos básicos y emigrar así como yo, como tantos nos reduce a lo básico. Soy un buen simio.
En los momentos más aciagos de mi vida siempre encontré razones para ser divertido y aquí no me faltan. Espero que nunca me falten razones para ello. Hablar español como español me posiciona mejor en la dura lucha. Me han preguntado si soy de Galicia y otros creen que vengo de Castilla pero mi acento castizo no lo tiene ni el Rey.
De niño, en las clases de gramática me preguntaba para qué sirve diferenciar la zeta de la ese si suenan igual. Encontré la respuesta y que bueno ha sido aprender a diferenciar la zeta.
Tiene gracia ser un intelectual en desgracia. Ni se imaginan como suena eso con zeta. A los argentinos que vienen por aquí, los recibo con un acento curepa agallegado y para los brasileños basta un “seor” o “seora” de un modo que creen que soy de Portugal.
Gallego, castellano o portugués. A otros les plantearía una crisis de identidad pero a mi me divierte. Algunos paraguayos vienen a este local y para ellos me comporto como español porque me permite bucear en nuestras costumbres algunas muy conocidas. Realmente somos “cortos” a la hora de dar propinas.
Esta noche me está yendo bien. Aquí hay una autoestima muy grande luego de que dos españoles estuvieran ayer en la cresta de la información deportiva mundial por lo que hizo Alonso en Formula 1 y Nadal que ganó su partido en Montecarlo al mejor tenista del mundo. No se que le habrá pasado a Federer porque escuché comentarios y en el último tie estaba 3-0 arriba y lo remontó Nadal.
Debió haber estado nervioso para fallar tantos drops y vi esta mañana en el monitor de la lavandería donde pasaban tramos comentados del partido, que falló increíblemente sus passings stopinados que se quedaron en la red. Anoche varios brindis dejaron con borrachera increíble a los habitués que celebraban el aire ganador de Nadal.
Me hubiera gustado ver el partido. Alex, mi eterna dupla allá en el Club, no se habrá perdido un solo detalle del partido. Lamentablemente duermo al mediodía por mi nocturnidad laboral pero, hubiera ido a ver el partido en el escaparate de la tienda que está a 3 cuadras del hostal. Aunque duró más de 4 horas.
No, no hubiera tenido tiempo porque lo hubiera empleado mejor viendo los reclamos de empleo en el kiosko de un ecuatoriano formidable que me deja leer sus diarios. De una canción paraguaya recuerda sólo “salta y picotea las naranjas....” y el hombre la repite y la repite y la repite mientras leo los “clasificados”.
Le sugerí que agregara “..que es su fruta preferida....” y así cada día le iré agregando letras y espero que antes de que termine cantando toda la canción, encuentre yo algo mejor en Madrid.
Hablando del club, me encontré con el hijo de Aponte y no le va mal vendiendo alfombras en la calle. Me contó que sus padres le piden que vuelva y él dice que allá no puede hacer lo que hace acá. Tiene razón. La sociabilidad te marca un nivel y es muy perturbador enfrentar la dualidad porque aquí sos un exitoso vendedor callejero de alfombras pero eso te marca como un fracasado en Asunción.
Hablé largo con Carlitos porque entiendo la presión de sus viejos por el retorno. Han de estar sufriendo, pendientes de que alguien se entere de en qué anda el tipo por estas comarcas. La “pobreza digna” contra “el trabajo no es deshonra”. Como Nadal contra Federer. No es fácil acomodarse a nuevo pobre. Sobre todo pensando en que tan rápido Nicanor busca acomodarse a nuevo rico, contribuyendo a generar pobres en Paraguay. Dan ganas de llorar, pero es la vida.
“Charly” siente que está obligado a olvidar sus raíces. Y así muchos aquí. No voy a hablar de las mujeres porque hay muchas que no tienen por qué avergonzarse de lo que realizan y de otras, uno no es juez de nadie. Venir a hacer cosas que no están a tu nivel, termina planteándote la necesidad de un borrón y cuenta nueva. Tenés que sepultar al que fuiste allá porque la vida te lanza demandas diferentes. Y eso es lo que cuenta ahora.
Le apoyé moralmente a Carlitos. Me contó que está viviendo en una pieza con otros tres amigos a los que no los ubico, no los conozco. Es medianoche aquí y se está poniendo activa la jornada pero tengo 20 minutos de relax.
Me parece genial el servicio de choferes sobrios dispuestos a conducirle el vehículo a comensales que se han pasado de sangrías. No están ni para tenerse en pie y esto es tan organizado que hay servicios de conductores sobrios para caballeros espirituosos. Son estudiantes generalmente que se embolsan un dinerillo significativo. Yo manejo sus turnos y cobro comisiones por cada conductor distribuidor de beodos aunque la mejor tajada lleva la pulpería.
Me han querido sobornar los choferes para que les de preferencias en menoscabo de otros pero ahí me guío por principios éticos. Yo me río y les bromeo que hay borrachos para todos. Pienso en Asunción y barrunto que un servicio así fracasará irremediablemente en el contexto actual.
Tampoco me parece justo pagarme el ridículo uniforme que es norma que lo use. Odio el granate y tener un saco así me emparenta con un crupier o uno de los magos que actúan por aquí. Le hice ver el tema a la administración pero la gerenta me dijo que es la tradición de la pulpería. No se que cara le puse pero sonrió de un modo que me divirtió bastante.
Vivo a 27 cuadras de aquí. Es un cuchitril que comparto con un albañil y un taxista, sólo por ahora. Se que hay gente con la que me entendería mejor. No es que los discrimine porque al final cada uno está encarando su nuevo lugar en este mundo.
No les culpo a mis compañeros de cuarto el querer aprovecharse. Están mejor posicionados económicamente porque llevan más tiempo aquí pero creen que alguien socialmente mejor ubicado, debe poner más cuando las cosas hay que compartirlas igualitariamente entre tres. Pienso que eso implica que me están pasando una factura histórica. Sin embargo, los aprecio profundamente y entiendo con ellos lo que antes no veía como ahora.
Me cuentan sus anécdotas cotidianas y da para escribir un libro y yo les interpreto sus experiencias. Sufren por vivir lejos de su gente. Yo también pero analizo el tema desde una cosmovisión diferente y les hago ver lo importante que es para ellos enfrentar una nueva experiencia en una nueva sociedad y en medio de costumbres y visiones diferentes.
Camino de ida los casi 3 kilómetros y llego a eso de las 4 tal vez 4,30 listo para un reparador sueño. Todos somos sapos de otro pozo pero sufrir en Madrid tiene una connotación absolutamente diferente a sufrir en Asunción. Puede sonar duro e insostenible en este momento en que añoro estar ahí tomando tereré pero las compensaciones de estar en Europa son notorias. Al menos para quienes tienen la forma de extraer lecciones, aprendizajes y experiencias del primer mundo.
El temor a la gripe aviar tiene a los íberos a mal traer y para nosotros es un fatalismo intolerable. Si en Paraguay el dengue parece no preocuparle a nadie. En otras zonas, comer pollo es un lujo principezco porque parece que en Europa han liquidado dotaciones completas en algunos criaderos de aves para evitar riesgos. Hombre! Esas cosas no son imaginables en Asunción.
Bueno, se acabó el tiempo que me asignaron para la cena que aproveché para escribirles y debo volver al portal de la pulpería a seguir recibiendo gente. Cenaré unos cantimpalos a la madrugada o tal vez haga luego un desayuno fuerte. La cotidiana caminata me ha hecho muy bien y en un mes bajé 3 kilos.
R.E.S.C.A.T.A.R. Ja!, rescatemos al país. No se molesten por los giros de expresión que estoy tomando pero soy Paco y paquista desde la primera hora. No me sirve apegarme a la raíz de un árbol cuyas ramas se están rompiendo. Debo ser enredadera y sobrevivir enlazandome a otro vegetal. A quienes saben que les aprecio muchísimo, sabeis que la distancia acrecienta los afectos.
Un fuerte abrazo.

Paco".

No hay comentarios:

Publicar un comentario