sábado, abril 01, 2006

Diez lecciones que nos dejó la marcha "Resistencia Ciudadana"


Tiempo de evaluaciones: La marcha del 29 de marzo, dejó una serie de lecciones cuya lectura tenemos que empezar a intepretarla todos para seguir consolidando un proceso y dar pasos firmes hacia el frente. Hay muchos mensajes que rescatar. Nosotros recogimos hasta ahora 10 y los compartimos con nuestros lectores que tienen herramientas aquí para postear sus propios rescates de lecciones. A continuación exponemos lo que hemos anotado:

1-El hartazgo ciudadano: Expresiones de “por fiiiiiin salimos a la plaza a reclamar” deja al descubierto además que se había acumulado mucha lava hirviente. Donde se esperaban 10 mil ciudadanos, por la presión que era grande, se presentaron más de 40 mil.

2- La ruptura con la apatía: Se venció esa actitud de “aquí nadie da bolilla a nadie”, “mejor me quedo a ver mi telenovela”, “no, Paraguay juega contra México y el toque es chupar esperando el encuentro”, “que te vas a meter si va a ser un festival de caballos locos que son los únicos que van a sacar partido de la gente tonta que va a ir”, “vas a ser instrumento de unos avivados que después van a conseguir un conchavo importante del gobierno para que se callen”. Hay todavía un rezago cívico pero con toda propiedad se puede hablar de un antes y un después de la marcha.

3- Un camino de manifestación pública: Las más de 40 mil personas despejaron un camino amplio de manifestación. Aunque había marchas sectoriales (maestros, taxistas, campesinos, trabajadores de la salud, etc.) faltaba una que fuera incluyente y que estuviera por encima de los sectores y que nos englobara a todos. Eso se logró.

4- La persistencia de un atenuado terrorismo de Estado: Un día antes de la marcha “descubren” un complot contra Monseñor Lugo y en vez de manejar el tema con prudencia y darle todas las garantías, el ministro del Interior Rogelio Benítez recurre al escándalo, difunde la presunta conspiración de un modo que manifiestamente tiene un objetivo disuasivo para que la ciudadanía no acuda a la cita.

5- La capacidad de convocatoria de liderazgos civiles: El Paraguay fue un hormigueo de mails desde el día en que Nicanor violó la constitución en la Junta de Gobierno entre líderes de organizaciones que se comprometieron a organizar la marcha y hubo gente que robó tiempo a su descanso para reunirse y prever los detalles, delegar tareas y generar compromisos y alianzas de organizaciones barriales incluso. Naturalmente el indiscutible avance de la conciencia cívica de la gente fue el factor fundamental del éxito de la convocatoria.

6- Hay que seguir: Se ha avanzado mucho en conciencia ciudadana. Es unánime el mandato de la plaza de que esta movilización no debe parar y que es el comienzo. Es un logro que no debe ser abandonado. Esto plantea la necesidad de construir una plataforma más amplia de coincidencias entre todos los sectores para exigir además del respeto a la Constitución el mejoramiento de la gestión pública en muchos otros sectores mediante políticas públicas consensuadas.

7- El mandato de que no se derroche el capital social: En la noche del 29 de marzo, la ciudadanía depositó un portentoso voto de confianza que no debe ser defraudado y hay un compromiso de ser consecuentes con ese mandato. Ya leímos que Monseñor Lugo no descarta lanzarse políticamente para aprovechar ese capital pero luego declinó esa posibilidad. Ojo que si tiene que ser así, debe estudiarse ampliamente y evitar las decisiones personalistas.

8- El desmedido afán de políticos: De apropiarse y embanderarse con manifestaciones multitudinarias ciudadanas tratando de cosechar lo que no sembraron.

9- No sólo Asunción: Debe valorarse que no sólo el área metropolitana capitalina se movilizó sino que hubo manifestaciones cívicas en otras zonas del país lo que implica que estamos ante un fenómeno más amplio del que se pensó en un principio.

10- “No existen empresas exitosas, en sociedades fracasadas”: La marcha dejó aflorando también un penoso distanciamiento entre las cúpulas empresariales y la ciudadanía. Es una dura lección que nos marca una prioridad a subsanar. Empresas y ciudadanía deberíamos estar del mismo lado en el reclamo de un Estado de Derecho.

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