sábado, junio 17, 2006

Eliminación del Mundial: Faltó liberar al Chilavert que cada jugador tiene adentro

El fracaso deportivo en el Mundial de Alemania ha vaciado totalmente de contenido gran parte de la publicidad televisiva que estribaba en la esperanza y en el ícono de mentalidad ganadora paraguaya que era la selección futbolística. El hecho deja aflorando de un lado la enorme expectativa no sustentada en bases sólidas y del otro, una sensación de estafa que se ha posicionado en amplios sectores de la sociedad. Para nosotros, además de los problemas en la dirección técnica, existen factores anímicos que no se resolvieron a tiempo y sobrevino el fracaso de un modo que no era esperado ni por el más pesimista de los paraguayos.
Justo Villar -ex arquero titular de la selección- aparece en el aviso hablando por teléfono con su madre antes de iniciarse el partido y le pide que rece por él. Transmite seguridad y señala que nada ha quedado librado al azar al punto que se ensayó hasta la entonación del himno nacional para cantar de un modo digno antes de cada partido y Justo, comienza a entonar el símbolo patrio musical. Pensaban vender muchos teléfonos por esta vía pero ocurrió que Villar, en los primeros minutos del primer partido contra Inglaterra, se lesionó solito cuando intentó despejar un balón. No chocó con nadie, no se le trabaron las taquillas del botín pero sufrió un desgarro muscular en señal de que no estaba relajado sino que vivía una tensión que era prueba elocuente de desarreglos anímicos y nerviosos que algunos dirán pánico escénico.El más experimentado de los futbolistas, el capitan del equipo Carlos Gamarra convirtió un gol en contra y era evidente que soportaba los efectos de la presión. Dos partidos, dos derrotas pero no como producto de la competencia sino como resultado de falencias, de limitaciones, de complejos que retornaron en un mal momento y que penosamente involucraron a la dirección técnica que fue incapaz de mostrar un liderazgo moral y antes bien, lideró el complejo de inferioridad que trajo aparejada la eliminación rápida."Albirroja corazón", "pasión albirroja", expresiones que denotan mística, dación, fortaleza, valores vinculados a coraje y que adornan los avisos que esperaban catapultar ventas de servicios, bienes, alcohol y tabaco, hoy presentan un mensaje desconectado de la realidad de una selección eliminada tras haber hecho un pálido papel. Queda claro que la eliminación era una posibilidad pero no del modo en que se produjo y sobre todo luego de ver el desempeño anímico extraordinario de los futbolistas de Ecuador que les hizo vencer probables complejos para jugar en igualdad de condiciones con equipos europeos y lograr la clasificación a la siguiente etapa.Se suele decir que el fútbol es un enfrentamiento de once contra once y esto es reglamentariamente indiscutible. Sin embargo frecuentemente los futbolistas paraguayos mal preparados en el plano espiritual, han cosechado derrotas en circunstancias en que futbolísticamente eran superiores a rivales superiores en autoestima. Es comprensible que David Beckham convertido en ídolo del mundo globalizado ejerza presión sobre un rival que lo debe marcar pero existen ejercicios mentales capaces de neutralizar el complejo. Suelo comentar el testimonio de un excelente histórico marcador central paraguayo que una vez comentó lo siguiente: "Tenía que marcar a Pelé y en un momento dado él estaba con la pelota y yo pensé ¿Éste es Pelé. Este que viene aquí es el famoso Rey Pelé? y mientras yo pensaba así, ya Pelé me pasó con la pelota". En selecciones anteriores, estas limitaciones históricas desaparecieron porque teníamos en el equipo a un jugador que además de ser extraordinario, tenía la autoestima de 11 futbolistas juntos y él ejercía presión sobre los rivales. Sus cualidades de liderazgo eran indiscutidas. José Luis Chilavert era capaz de transmitir seguridad y ahora faltaron liderazgos, aquellos que fueron necesarios para garantizar la clasificación. Si pretendemos los mejores resultados posibles, aprendamos que en las instancias decisivas, es bueno que en el mejor sentido de la expresión, liberemos al Chilavert que cada uno tiene adentro.Seguro!.
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