El Bosque Atlántico del Alto Paraná, que ha sido identificado por científicos (WWF) como uno de los 200 lugares biológicamente más importantes de la Tierra, ha sufrido una devastación que lo redujo a un 7% de su tamaño inicial: este complejo ecosistema cubría 8 millones de hectáreas de la Región Oriental del Paraguay en el año 1945, pero a uno de los ritmos de deforestación más alarmantes del mundo lo redujo a unas 700 mil hectáreas. Ahí, felizmente aún canta el Pájaro Campana y rugen los grandes felinos pero hay que parar la destrucción o eso se acaba. El Instituto de Derecho y Economía Ambiental (IDEA) organizó un seminario con ese propósito en Pedro Juan Caballero.
El encuentro se denominó seminario de fortalecimiento de actores sociales y se debatieron diagnósticos y propuestas concretas para salvar lo que queda de la masa boscosa y la necesidad de realizar actividades económicas sustentables y sostenibles en la zona. Abarca Argentina, Brasil y Paraguay.
El evento se denominó Seminario de Fortalecimiento de Actores Sociales del Bloque Norte del Bosque Atlántico del Alto Paraná. El espíritu del seminario era el de estrechar vínculos y compromisos entre los distintos sectores que deben tomar partido a favor de la conservación, conocer las actividades que ya se están realizando y aquellas que están siendo proyectadas.
“Así como la economía no es patrimonio de los economistas, el ambiente no es de los ambientalistas”, dijo en la apertura del seminario el Ing. Juan Pablo Cinto, Director Adjunto de IDEA, haciendo un llamado a todos los sectores. Participaron unas 50 personas, entre autoridades nacionales, departamentales y municipales, organizaciones de la sociedad civil, consultores, propietarios de reservas privadas y otros.
Es urgente
La conservación no es sólo importante, sino urgente. La preservación de los remanentes boscosos es fundamental, no solamente a nivel local, sino mundial, por conservar innumerables especies de animales y vegetales, y cumplir un rol vital en la calidad del aire, los suelos y el agua de unas 2 millones de personas.
Representantes de la World Wildlife Fund (WWF) hablaron de las causas fundamentales de la reducción al 7% del BAAPA, como la expansión de las fronteras agrícolas, la marginalización de grupos en extrema pobreza y la concepción jurídica anterior a 1992 de la supuesta improductividad de los bosques, que dificultaba la conservación.
Sin embargo, a mayor destrucción ambiental se vio mayor pobreza, por lo que debe proponerse es el uso sustentable de las áreas boscosas y no la simple conservación, pues el objetivo fundamental es "aumentar la calidad de vida de la población".
En ese sentido, uno de los puntos desarrollados fue el "pacto social para la conservación", que la WWF está impulsando y que consiste en sentar en una mesa a los distintos actores sociales de la zona, madereros, agricultores, campesinos y autoridades nacionales, de modo a que "dejen de culparse" y se trate de "trabajar conjuntamente".
Asimismo se resaltaron las consecuencias que la pérdida de bosques tiene para la biodiversidad y la sociedad.
Cinto, presentó los aspectos sobresalientes del Plan de Conservación Ecorregional del BAAPA, con sus logros concretos así como aquellos avances por realizar. Señaló las amenazas para la conservación, la consolidación de reservas privadas y estatales como el Parque Nacional Cerro Corá, el camino a una Ley General del Ambiente, la necesidad de fortalecer municipios y gobernaciones como actores necesarios para la eficiencia en las políticas de gestión ambiental, así como la institucionalidad y legalidad ambiental en el área.
El desarrollo del seminario continuó con la exposición de proyectos que apuntan a las actividades económicas sustentables que permitan el arraigo y desarrollo de la población rural, señalándose los trabajos en el asentamiento Jaguareté Forest (Carmiña Soto, IDEA) y el proyecto Vivero Forestal de la Gobernación de Amambay.
También se presentaron los avances en la conservación en propiedades privadas, claves para la creación de corredores ambientales que unan los remanentes boscosos del BAAPA, los acuerdos entre los distintos sectores como la fiscalía, Secretaría del Ambiente y propietarios para adecuarse a los marcos legales, y las posibilidades jurídicas para la conservación, tales como la defensa de los intereses colectivos (como el medio ambiente) que pueden invocarse desde cualquier punto del país para evitar daños en otros puntos, con herramientas efectivas como el recurso de amparo, entre otros. Lea el texto completo>>
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