Si todos los años realizamos y publicamos encuestas sobre la percepción ciudadana en torno al suicidio en Paraguay, lo más probable es que vayamos a figurar entre los países del mundo con percepción más alta sobre el índice de suicidios y para hacerla corta se dirá en los titulares de prensa que Paraguay es el país más suicida del planeta.
Tenemos la absoluta seguridad de que Transparencia Paraguay realiza sus encuestas de percepción ciudadana sobre la corrupción de un modo honesto y transparente pero, es momento de otra encuesta para medir la percepción ciudadana sobre la honestidad.
La encuesta de Transparencia Paraguay, a nuestro juicio es a esta altura, fuente de confusión ciudadana porque finalmente tiende a posicionar la corrupción y no la probidad. Vale decir, enfrenta el problema de las campañas que se hacen en negativo.
A ver. Si queremos cambiar la conducta de la sociedad ante el SIDA, la publicación de encuestas puede servir para hacer notar la gravedad del problema pero el tremendismo de la información que se divulgue, sólo puede ejercer un efecto aleccionador positivo en sociedades con elevado índice de educación.
Los ciudadanos honestos del país se sienten injustamente descalificados con la publicación de la información de que Paraguay según la percepción ciudadana, figura entre los primeros del ranking mundial de la corrupción.
Esperan una chance diferente a partir de una encuesta que exponga las expectativas ciudadanas en torno a la honestidad.
Digamos aquí que la teoría de la comunicación sugiere que un mensaje que no se responde, termina por ser asumido y aquí la opinión sobre honestidad tiene escasa cabida. El problema a nuestro juicio es el enfoque en negativo, de la realidad. Esto porque a la larga tiende a convertirse en un "fijador" del antivalor que justamente denuncia.
Philip M. Nichols, de la Universidad de Pennsylvania, dictó hace unas semanas en la sede de la Asociación de Empresarios Cristianos, una charla sobre corrupción y dijo que para que exista coima, son necesarios tres actores: el que paga, el que recibe y la sociedad que tolera la coima.
¿Corruptos califican a otros corruptos?
En la encuesta de TP se menciona que 641 mil paraguayos pagaron 31,5 millones de dólares en coimas el año pasado.
Esto nos lleva a concluir que fueron encuestados ciudadanos protagonistas de actos de corrupción que calificaron la corrupción de los "otros". Pero además, el 70% de los encuestados se considera satisfecho con el resultado de su gestión mediante el pago de coimas y se menciona que aumentó 12% con relación al año anterior, el número de ciudadanos entusiastas del pago de coimas.
Siguiendo con el ejemplo del SIDA, si hacemos una campaña que apunte a evitar la propagación de la enfermedad por el lado de la abstinencia, vale decir con un enfoque en negativo, tendrá menos posibilidades que otra que apunte al "sexo seguro".
Del mismo modo, si queremos promover el combate a la pobreza, simplemente hacer una campaña tipo "No a la pobreza" (así como "no a las drogas", "no al contrabando", etc.), será menos efectiva que otra a favor del desarrollo y la equidad o de la salud mental o a favor de la industrialización y generación de empleos.
A eso nos referimos cuando hablamos de hacer enfoques en positivo. Falta una motivación para aceptar una conducta correcta que, la encuesta sobre corrupción no otorga y al final se convierte más que nada en una oportunidad para la autoflagelación.
Si la misión de Transparencia Paraguay es ser "líder en la consolidación de un proceso que vuelva al Paraguay un modelo de integridad, con valores e instituciones democráticas, fortalecidas de liderazgo honesto y proactivo, para lograr el desarrollo sostenible con una ciudadanía participativa y vigilante" sería bueno repensar la encuesta o complementarla con otros aportes que le permitan a la organización no gubernamental, dar pasos más importantes aún de los que está dando en el frente de lo proactivo, con vistas a la consecución de sus propósitos.
Si solamente se denuncia al villano y no se elogia a los buenos, no se ayuda de un modo eficiente a la sociedad a avanzar hacia objetivos éticos trascendentes.
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