Paraguay país privilegiado por sus extraordinarias reservas de agua dulce, junto a otros 25 países mayoritariamente con problemas de abastecimiento de agua, firmó un documento que declara “derecho humano” el acceso al agua. Brasil y Argentina –países que comparten con nosotros el Acuífero Guaraní, piensan diferente y no firmaron el compromiso.
Hace unos años cuando se planteó la necesidad de declarar como derecho humano el acceso al agua, el representante paraguayo expuso en el foro internacional que eso sería justo si los países tenedores de petróleo declaraban “derecho humano” el acceso a ese bien.
Era evidente que ponía énfasis en el negocio del agua y en el enorme potencial que tiene el Paraguay para obtener beneficios económicos con la exportación de un bien que escasea en varios países del Planeta.
Giro conceptual
Ahora se produjo un cambio en la “concepción diplomática” del tema y Paraguay se sumó a los países que consideran al líquido elemento como un derecho humano.
Curiosamente esos países signatarios entre los que figuran España, Benin, Camerún, Chad, Etiopía, Marruecos, Namibia, Niger, Nigeria, Senegal, Emiratos Arabes Unidos y otros son desérticos o por alguna razón enfrentan enormes dificultades para aprovisionarse de agua dulce.
Podemos entender entonces claramente su posición sobre el tema. No comprendemos muy bien sin embargo la posición asumida ahora por nuestros representantes y es clave que se explique a la nación que implica para el Paraguay y los paraguayos el haber firmado el pacto sobre el agua en el foro mundial.
Declarar al agua un derecho humano implica el acceso gratuito a algo que por naturaleza nos corresponde. Si el Paraguay pensaba embotellar agua dulce y exportar, como desde luego ya se está haciendo, ahora hay que suspender el negocio porque no se puede mercar con un derecho humano.
Deciamos en el artículo anterior que tenemos la bendición de contar con la cantimplora del planeta, el Acuífero Guaraní juntamente con Brasil, Argentina y Uruguay.
Si luego de firmar ese pacto pretendemos exportar el agua al que reconocemos como un derecho fundamental, estamos abriendo las puertas a que otros pueblos se vean compelidos al supremo recurso de la rebelión para arrebatarnos lo que les corresponde por derecho humano.
¿Es esto así?
El gobierno está obligado a explicarnos qué implica el haber firmado un acuerdo que ni Brasil ni Argentina han firmado. Que se brinde una información amplia y honesta. Si el agua como el aire son un derecho humano, magnifico, pero sepamos qué compromisos hemos asumido.
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