Con pocos días de diferencia Fernando Lugo tomó dos decisiones absolutamente dispares. Invocando prudencia congeló el salario mínimo a pesar de haberse dado todas las condiciones económicas y legales para un ajuste e invocando su deseo de cumplir su palabra, decidió destinar 40 mil millones de guaraníes a un solo sector campesino, el de los productores de sésamo para permitirles resarcirse de pérdidas por sequía y caída de precios.
De un lado no tuvo miramientos para transferir al sector obrero el costo de la crisis y del otro se solidarizó con los sesameros a los que les asignó alegremente 8 millones de dólares de dinero público.
Subsidio por pérdidas y ayuda alimentaria a unos y “aguántense por ahora” a otros. Hay una indiscutible incoherencia en los conceptos con que manejó el Presidente Lugo, ambas políticas públicas. Dos categorías de proletariado.
Y podemos entender lo que pasó. Una decisión –la que tiene que ver con el salario- se tomó en equipo. Nosotros no compartimos la decisión pero la aceptamos porque responde a un análisis a fondo del contexto.
La otra decisión la tomó a título personal y de un modo visceral, incluso al costo de generar un tembladeral en su equipo.
En el Paraguay todos estamos enfrentando la dureza de la crisis, algunos de un modo más dramático que otros y vemos con enorme desengaño que en el corazón y la mente de Lugo existen sectores privilegiados que ni siquiera sabemos cómo van a manejar esa formidable cantidad de dinero que en un elevado porcentaje corre el riesgo de ser un carnaval de irresponsabilidad.
Es triste admitir la decepción de ver que Lugo maneja la cosa pública de un modo caprichoso y sesgado. Nuestro dinero no se administra de un modo equitativo.
Sigue el prebendarismo
Si los paraguayos sufrimos más de 60 años el privilegio que la Asociación Nacional Republicana (ANR), Partido Colorado, brindó a sus correligionarios con cargos públicos y prebendas, ahora el objeto de las prebendas es el de los productores de sésamo y da la impresión que no todos los productores de sésamo sino que específicamente los del Departamento de San Pedro.
Es ofensivo
No estamos ante un hecho solamente injusto sino que ante un acto ofensivo para el resto de la ciudadanía. Lugo debe entender que envía un mensaje vejatorio, irritante y provocador con el trato privilegiado para sus amigos.
Eso no es socialismo sino que un intento grotesco de clavar un puñal en la yugular de esa doctrina.
Estamos simplemente ante un mero capricho de amiguismo enfermizo y de irritante injusticia. Un caricaturesco ensayo de crear una casta privilegiada en Paraguay: la de los sesameros sanpedranos.
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