Debemos reconocer que todavía somos una sociedad con aire provinciano donde cierto tipo de manifestaciones todavía no van a surtir el efecto deseado por sus mentores. Nos referimos a la protesta desnudista contra la proliferación de armas nucleares que organizó el Partido Humanista en las adyacencias del Panteón Nacional de los Héroes, de Asunción de donde fueron expulsados por la Fiscalía, “por alteración de la paz”.
Es cierto que la gente acudió el viernes al mediodía a ver la manifestación pero no consustanciada con la causa sino que para echarle un vistazo a los cuerpos expuestos y pintados y luego, hacer comentarios sicalípticos sobre las redondeces femeninas expuestas al sol.
Lucía Pozzi, una de las organizadoras de la manifestación dijo que además de llamar la atención la idea fue crear conciencia sobre el problema de las bombas atómicas y la violencia reinante en el mundo.
La causa que sirvió para convocar la manifestación es respetable pero no así la actitud de la mayoría de los curiosos.
Más que hablar de la paz mundial terminaron haciendo comentarios de corte estético sobre la belleza, abundancia o falta de volúmenes corporales, la fortaleza o flacidez de músculos o formular sugerencias sobre la necesidad de incorporación de siliconas o de correcciones estéticas corporales.
Esperemos que ese comportamiento rústico de los mirones no haga mella en el espíritu de los humanistas.
Como si todo fuera poco, la Fiscalía intervino en la protesta alegando que no se podía realizar la exhibición en un lugar sagrado e histórico para todos los paraguayos.
Ariel Biedma, de la Unidad de Prevención de Delitos, amenazó incluso con imputar a los activistas bajo la figura de perturbación a la paz pública lo que hubiera sido una aberración.
“Tienen que retirarse de este lugar sagrado, además, tampoco recibieron permiso para la protesta. Tienen libertad de expresarse, pero tienen que hacerlo adecuándose a las leyes” les dijo.
Los manifestantes por la paz se retiraron luego como no podía ser de otra manera.
Pacíficamente.
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