Me tocó estar no hace mucho en una escuela pobre de una zona rural. La maestra impartía su clase y lanzó una pregunta a los niños para sondear si habían interpretado la lección. Solícitamente una niña levantó la mano y la maestra orgullosa le cedió la palabra esperando que la respuesta que diera fuera la correcta.La niña tomó la palabra y dijo: “Profesora, tengo hambre”. Era absolutamente claro que esa niña no tenía en la mente la lección que acababa de impartir la maestra porque no tenía en el estómago absolutamente nada.
La maestra nos comentó luego que por esa razón deben repetir la lección varias veces hasta que algo quede en la mente de los chicos.
Dijo que la merienda escolar estaba presupuestada para la escuela pero que no llegaba. Iba al almacén de los políticos de la zona y no a los niños.
El tráfico con beneficios sociales ha sido lamentable no sólo con la leche sino también con la vianda para la Policía y el Ejército.
Celebremos ahora
La merienda llegó a las escuelas y no a los políticos. 250 cc de leche y dos galletas por día alcanzan a 35 mil niños. Esto es en la capital ya que en el interior la provisión está a cargo de las gobernaciones.
Esperemos que el “compre nacional” beneficie a la leche paraguaya y no a la leche importada porque por facilidad en el manejo, se prefería la leche en polvo importada.
No hay leche en polvo nacional y es un problema mantener la cadena de frio para el producto lácteo.
En zonas rurales no hay cómo mantener esa cadena y evitar que la leche se pierda.
Que los padres sean celosos custodios de la provisión de modo que los políticos que manejan el proceso no escamoteen el alimento de los alumnos, para enriquecerse como ha ocurrido en los últimos años.
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