¿La Ley es sólo para los demás y no para los periodistas?

No soy partidario de que el gremio periodístico funcione como el gremio de sesameros para presionar a las autoridades a fin de lograr decisiones que les favorezcan. Viene a cuento este tema con motivo de estar en su estado definitorio el proceso a un periodista de abc color, Rosendo Duarte quien acusó a un personaje de nombre Marciano Godoy de “manejar la mafia en Salto del Guairá”.
Si Rosendo demuestra que Godoy es el Vito Corleone saltoguaireño se acabó la discusión y si no logra demostrarlo debe vérselas con la Justicia. Da la impresión de que no logró demostrarlo porque tanto el diario abc color como el Sindicato de Periodistas del Paraguay predicen que el periodista va a ser condenado.
Para evitarlo, su abogado recusó al juez, vale decir inició los pasos con vistas a apartarlo del caso con lo cual gana tiempo mientras se desarrolla un espectacular lata parará (ruido) para predisponer el ánimo ciudadano contra el juez y contra el querellante.
La Justicia no puede manejarse de este modo sino que con pruebas y argumentos o los periodistas vamos a cerrar las rutas para que las autoridades cedan a lo que nosotros pretendemos.
Del mismo modo hemos comentado aquí que las víctimas del incendio del Ykua Bolaños, a sillazos, no podían pedir justicia sino con pruebas y argumentos y siguiendo estrictamente los senderos que están marcados por la Ley.
Si un periodista es condenado, no necesariamente se está atentando contra la libertad de expresión. Por el contrario, si un periodista mentiroso y calumniador es condenado, lo que se está logrando es fortalecer el respeto a la verdad.
Puede que el periodista haya cometido difamación y calumnia. Tenemos que ser conscientes de la responsabilidad que asumimos ante la sociedad.
No es justo predisponer el ánimo ciudadano contra un juez antes de que haya emitido su veredicto. Esto es un atropello, un abuso de poder mediático. No habla bien de los periodistas y proyecta la imagen de que no queremos someternos a los mandatos de la ley. Pretendemos estar por encima de ella.
Dejemos que la Justicia siga su curso y si se considera injusta la decisión, hay instancias de apelación.
Si frecuentemente cuestionamos la falta de un auténtico Estado de Derecho, contribuyamos pues a someternos a ese Estado.
Seamos respetuosos de las instituciones.