viernes, marzo 26, 2010

El Papa Benedicto XVI en su laberinto

Fue “más prójimo” el cura pederasta Lawrence Murphy, objeto de la tolerancia y el silencio del Vaticano que los 200 niños sordos que durante 20 años fueron abusados por el sacerdote en una escuela de Milwaukee. ¿Doble moral de Joseph Ratzinger quien fue informado de la fechoría y decidió callarla, encubrirla para evitar un escándalo a la Iglesia Católica sin importarle la suerte de las víctimas?

El actual Papa quien fue informado de los abusos cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Tribunal de la Santa Inquisición), cajoneó las denuncias y no expulsó al sacerdote Murphy.
Decidió cubrir el caso con un manto de silencio cómplice.
"Tenemos que aprender a ser intransigentes con el pecado, comenzando por los nuestros, e indulgentes con las personas" dijo Benedicto esta semana refiriéndose a otros abusos sexuales de sacerdotes que fueron ventilados en Irlanda y utilizó palabras de Jesús: “El que esté libre de pecados que tire la primera piedra”.

NYT tiró la piedra
Pues bien, el New York Times tiró un peñasco al denunciarlo por ocultar el delito. La fortaleza del mensajero y la solidez del mensaje hizo temblar el sillón papal y estremeció al catolicismo.
Queda al descubierto además lo que parece ser un doble discurso del Vaticano que en una carta a los católicos de Irlanda hizo hincapié en la necesidad de cooperar con la justicia civil en casos de abuso pero no actuó así en el caso de Murphy.

Osservatore Romano contraataca
"Ninguna ocultación", tituló el portavoz de la Santa Sede "Osservatore Romano" y contraatacó señalando que "la tendencia que prevalece en los medios de comunicación consiste en dejar de lado los hechos y forzar las interpretaciones a fin de difundir una imagen de la Iglesia católica como si fuese la única responsable de los abusos sexuales. Una imagen que no corresponde con la realidad. Y que sin embargo se realiza con el evidente e innoble intento de llegar a golpear, a cualquier precio, a Benedicto XVI y a sus más estrechos colaboradores".

NYT hizo un enfoque puntual y personalizado sobre la figura de Ratizinger pero Osservatore Romano amplia el golpe recibido por el Papa a “sus más estrechos colaboradores” y a toda la Iglesia Católica.
En otras palabras diluye el golpe que da plenamente sobre el Papa y lo difumina hacia todos los católicos con una intencionalidad aparentemente clara.
Aquí el propósito parece ser la creación de un espíritu de cuerpo y lograr exacerbar el fanatismo católico de modo que el tema se desvíe hacia un plano que relativice la denuncia.

Un juego de estrategia comunicacional
Al lograrse un más amplio “plano de agredidos” parece intentarse que las denuncias que comienzan a multiplicarse, aparezcan luego como un ataque a la Iglesia Católica y que millones de adeptos cierren filas en torno al Papa lo que a primeras luces parece difícil por la solidez de las denuncias y la implicación personal de Ratzinger.
Es un juego de comunicación estratégica y por ser un caso extremadamente gordo por la dimensión de los protagonistas, vale la pena seguirlo atentamente.
¿En qué va a terminar todo esto? ¿Estamos en vísperas de la renuncia del Papa?
Le va a ser difícil sostener su figura de antorcha que guía a los católicos y su rol de representante de millones de católicos ante Dios.

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