sábado, marzo 06, 2010

"Comisión Garrote" implanta su Ley ahí donde la Policía no es aún una institución fuerte y respetada

Martiniano Gamarra Matto, 30 años, ex convicto, vive en Cabo Cué y fue
sentenciado por la Comisión Garrote. (foto: La Nación de Asunción)

La Policía no da abasto en Paraguay porque muchos de sus efectivos están ocupados robando y planeando asaltos como para atender la seguridad pública. De ese modo surgen iniciativas ciudadanas encaminadas a cubrir tan sensible déficit de vigilancia y uno de los grupos más entusiastas que integran la “Comisión Garrote” de la zona de Capiibary cercana a la frontera con Brasil, hizo una colecta de dinero por vía radial para sustituir los palos y ramas de árboles por armas más modernas a fin de mejorar la eficiencia de su cometido.

Cuentan los medios que el líder de la Comisión Garrote, Bruno César Benítez hizo un llamado a la ciudadanía a hacer generosos aportes para su propio beneficio ya que ante la desconfianza en las fuerzas del órden, piensan invertir el dinero recaudado en “instrumentos de procedimiento de seguridad” y uniformes ya que no es el caso de estropear sus propias ropas en acciones muy arriesgadas ni luchar en desventaja contra los malvivientes.

Falta un manual de procedimientos
Ahora, una cosa es la pureza de intenciones del grupo ciudadano y otra las limitaciones legales para su funcionamiento ya que la Ley asigna el monopolio del uso de la fuerza pública al Estado y por vías institucionales.
El otro problema es que las comisiones garrote no se guían por pautas claras de cantidad y modo de azotes a quienes son considerados enemigos públicos sino que todo funciona de un modo espontáneo, generalmente según el estado de ánimo de los miembros de la comisión.
Esto hace que un mero ladrón de gallinas pueda ser más golpeado que un ladrón de motos porque los comisionados no tienen en cuenta una tabla de gravedad de delitos que sustente a su vez la gradualidad de la cantidad y violencia de los azotes.

Descomunal apaleada
El Diario La Nación de Asunción informó que Martiniano Gamarra Matto, de 30 años de edad, domiciliado en la localidad de Cabo Cué, un ex convicto, fue castigado con cadena por 20 integrantes de la comisión garrote encabezada por Escolástico Robles.
Con pésimo criterio Gamarra Matto eligió el lugar donde cometer sus fechorías.
Al mismo grupo dirigido por don Escolástico se le sindica el haber azotado de un modo inmisericorde a un grupo de fieles que no pertenecen a la religión de los comisionistas, por hacer “ruidos molestos” con sus alabanzas al Señor.
Idalino Frutos es otra víctima de la Comisión y quedó con el rostro desfigurado aunque no se informa de la gravedad de su fechoría.

Un largo y polvoriento camino por delante
Está visto que el avance hacia la civilización y el progreso tiene todavía meandros que deben ser cruzados en el Paraguay, donde se torna urgente que la Ley y las instituciones democráticas expandan su campo de operaciones a todo el territorio de la República.
Lo ideal es que cuanto antes, estos émulos de Carlos Lynch, famoso por dar su apellido a la práctica del linchamiento, queden sin razones para existir.

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