viernes, marzo 26, 2010

Un año después de la lluvia negra, sobreviene otra tempestad con negros aluviones



Un año después de que un fenómeno atmosférico sumamente raro desconcertara a los paraguayos, otro, diferente por su intensidad y dureza, nos saca de la rutina. El 4 de abril pasado alrededor de las 16 horas una densa humareda oscureció varias zonas del país y luego sobrevino una lluvia negra como nunca antes conocimos por estas comarcas.

Se le atribuyeron mensajes del cielo, se le endilgaron signos de que algo grave estaba por sobrevenir para acongojar los corazones e instalar un negro manto de angustias insondables.
He te aquí que unos días después en plena Semana Santa se descubrió la paternidad de Fernando Lugo que primero lo desmintieron, renunció López Perito, el Presidente se retiró a reflexionar y se desató una tormenta cuyos truenos siguen resonando de tanto en tanto.
El lunes de Pascua, un Lugo cariacontecido se presentó a reconocer públicamente la situación y pidió perdón en medio de una indignación casi generalizada de sus seguidores católicos porque había “manchado la sotana” (en realidad ya no usaba sotana en esos tiempos de andar pecaminoso).
Se intentó politizar el tema y los golpistas forzaron la situación en un descabellado intento por llevarlo a juicio político pero reconoció al hijo y cuando las aguas parecían calmarse apareció otro tsunami de nuevos presuntos descendientes y ya no viene al caso contarles lo que todos saben.

Las tinieblas siguen sobre los políticos
Pero un año después, las tinieblas siguen sobre los políticos paraguayos que no logran ver la luz. Permanecen atrapados en un quietismo lamentable para la ciudadanía y se sigue hablando de la perspectiva de un juicio político.
Se bloquean proyectos, se fabrica o anula el quorum parlamentario según convenga para lastimar al adversario sin importar que exista un país esperando soluciones y deseando contar con dirigentes políticos sabios, responsables y patriotas que por lo visto siguen escaseando.

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