¿Quieren acallar la voz de la ciudadanía? En Paraguay, los que se dicen genuinos representantes del pueblo, los diputados, satanizan las radios comunitarias y están tras una condena a su existencia. Estamos pues ante un imperdonable “despropósito democrático”, un mamotreto liberticida que se disfraza de legalista.
En Chile las radios comunitarias han cumplido y siguen cumpliendo una labor extraordinaria en la divulgación de alertas y para mantener informados a los ciudadanos en circunstancias de los sismos que sacuden su territorio.
Sin las radios comunitarias -existen unas 250- Chile hubiera sido un manojo de desorientación y caos mucho mayor del que fue en los momentos cruciales que ha vivido desde que el 27 de febrero sobrevino el gran terremoto de 8,8° con epicentro en la zona de Concepción.
Algunas de esas radios también sufrieron los embates del sismo y quedaron fuera de servicio pero no se discute su valioso aporte para informar a la ciudadanía y construir ciudadanía con responsabilidad social.
No tienen sustitutas
Precisamente las radios comunitarias surgieron para cubrir un enorme vacío. Facilitan la comunicación “interna” de una comunidad en función de sus intereses, anhelos, preocupaciones e inquietudes muy particulares y específicos de esa comunidad.
El debate que esa radio promueve incluso ayuda a crear una visión local de la problemática nacional lo que a todas luces es extraordinario para el civismo.
He ahí la importancia de la radio comunitaria que se ocupa de los problemas locales, servicio que una radio comercial instalada en Asunción o en cualquier otra ciudad grande no le va a prestar jamás a esa comunidad.
Las radios comunitarias no tienen sustitutas.
¿Diputados contra el interés nacional?
Es de interés nacional fortalecer las radios comunitarias y si los diputados realmente miran lo que conviene a todos, están traicionando su misión.
Están yendo de contramano con el sentido común y los valores genuinos de la ciudadanía que los votó para que defiendan sus intereses.
Es fundamental defender el derecho que tienen las comunidades de comunicar y comunicarse.
Resulta perverso lo que está aconteciendo. En vez de pedir la imputación del Ministro de Comunicación Augusto Dos Santos por presuntamente ayudar a radios ilegales, deberían exigirle que apure la nueva legislación que regularice el funcionamiento de las radios comunitarias a las que hoy le ponen el mote de piratas.
Cómo querría saber que dirán los chilenos cuando a sus radios comunitarias les llamen “piratas”
Bienvenidas las radios comunitarias caramba!!
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